EFE
Los venezolanos se sumaron hoy, a su manera, al tradicional “viernes negro” estadounidense, después de días esperando para poder entrar a comprar una cantidad limitada de electrodomésticos a precios más económicos gracias al sistema de cambio de divisas que existe en el país.
Sin embargo, los venezolanos comenzaron con su particular época de rebajas hace semanas cuando el Gobierno encabezado por el presidente, Nicolás Maduro, reimpulsó a finales de noviembre, el plan “Mi casa bien equipada”, con el que el Ejecutivo intenta facilitar la compra de electrodomésticos en condiciones ventajosas.
En Venezuela existen tres tasas oficiales de cambio, una fija de 6,3 y dos flotantes de alrededor de 11 y 50 bolívares por dólar, a la hora de obtener unas divisas cuya monopolio de compraventa está en manos del Estado, que las entrega según considere la importancia del producto a importar.
En las últimas semanas los venezolanos vieron como diversos electrodomésticos comenzaron a llegar a algunos establecimientos mayoristas, lo que generó mucha expectación al haber sido importados a la tasa de cambio intermedia de alrededor de 11 bolívares por dólar.
La ralentizada economía caribeña, a la que se suman los problemas de escasez e inflación y, en las últimas fechas, la sostenida caída del petróleo, principal fuente de ingresos del país, ha dificultado la entrega de dólares a las tasas más bajas por lo que, el anuncio del reimpulso de esta iniciativa social por parte del Ejecutivo lanzó a los venezolanos a las tiendas.
La comparación de precios entre, por ejemplo, una lavadora importada con un dólar a 50 bolívares y uno a 11 no admite discusión.
Considerando además que en el mercado paralelo un dólar se cotiza a 150 bolívares y que esta es la tasa a la que se fijan muchos precios comerciales, un producto comprado a 11 bolívares por dólar se convierte en algo extraordinariamente barato.
Este ahorro envió a cientos de personas a las tiendas de la red comercializadora de electrodomésticos Daka donde a sus puertas, en algunos establecimientos, los interesados incluso llegaron a acampar para no perder la oportunidad de llevarse productos con una ostensible rebaja de precio.
Imagen que recuerda a las vistas frente a estas tiendas hace poco más de un año, cuando Maduro ordenó su “ocupación” y la venta de sus artículos a “precio justo” por estar, supuestamente, especulando con los precios de los productos que, aseguró, tenían un sobreprecio de hasta 1.000 por ciento y que dieron inicio a una serie de fiscalizaciones a nivel nacional que a día de hoy continúan.
En estos días, a pesar de la organización en listas y del celo con el que las guardan, las quejas entre la gente por la falta de productos o las largas esperas son constantes.
Extraoficialmente, uno de los integrantes del equipo de una de las tiendas reveló a Efe que permiten entrar a 100 personas al día siempre y cuando haya material y presenten los requisitos solicitados como, por ejemplo, portar su cédula de identidad o pagar una cantidad máxima en efectivo.
Además, de los cuatro electrodomésticos que pueden comprar, solo dos pueden ser del programa gubernamental mientras que los otros dos serían de la tienda, importados con la tasa más alta, comentó.
“Yo he estado aquí desde el lunes (…) y ayer fue que me vinieron entregando el número para yo poder comprar”, dijo a Efe María Jesús Rivero, que se define como “vocera” de la lista número dos que se organizó el lunes pasado y comenzó hoy a entrar en una de las tiendas.
Estudiante de contaduría, esta joven de 18 años anda a la caza de una aire acondicionado y un televisor.
En esta tienda de Daka situada en la zona de Bello Monte, en el este caraqueño, decenas de personas se arremolinan en la entrada, mantienen ordenadamente su cola para acceder al local o se pelean por su puesto en las más de 30 listas que hoy, al mediodía, ya se han confeccionado y que se sumarán a las de días anteriores.
La señora Dorís Hernández espera con uno de sus hijos cerca de la entrada de este comercio mientras cuenta a Efe que, aunque todavía desconoce qué comprará, al llegar hoy en la mañana se anotó en la lista diaria número 33 por lo que, dice, “espera entrar dentro de dos semanas”.
A pesar de la espera, el cansancio o el sol abrasador que castiga inclemente, el ahorro y la necesidad pueden más.
“Me acabo de anotar en la lista número 37 a ver si algún día puedo comprar una nevera (…) la esperanza es lo último que se pierde”, señala Zulay Silva ya que, asegura, no tiene otras opciones.
“Hay neveras en otras partes a 50.000 bolívares (333 dólares al cambio del mercado paralelo) pero yo no puedo, no puedo pagar”, revela la pensionada y señala que las neveras que están llegando a Daka, “son más económicas”.
El sueldo mínimo en Venezuela está actualmente 4.800 bolívares.