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Carta democrática pende del "hilito" del diálogo

Domingo, 24 de julio de 2016 a las 08:00 pm
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2001.com.ve| Anyela Torres | [email protected]

Desde siempre, el Gobierno Nacional ha visto con recelo la Carta Interamericana de Derechos Humanos. Chávez, quien alardeaba de sus dotes para hacer cumplir y respetar los derechos de los venezolanos, dudó en firmar el acuerdo para suscribirse a la promulgación de la misma en el año 2001. Lo que le hizo sentar cabeza fue la posición unánime de los países latinoamericanos que sí le habían dado el visto bueno.

A partir de ese momento, el Estado quedó -aunque no convencido del todo- comprometido en velar y trabajar en pro de la separación de poderes, libertad de prensa, de expresión, sindical, la inexistencia de presos políticos, entre otros elementos que fue descuidando paulatinamente. Es por ello que a un mes de la última sesión general de la OEA, Venezuela se encuentra en la expectativa de no saber lo que ha ocurrido con este documento.

¿Qué pasa ahora? Tras la última sesión del Consejo Permanente, llevada a cabo en junio, más de uno se preguntaba lo que ocurriría en los próximos días.

Lo que se veía venir era que se iniciaría una fase de diálogo y mediación entre oposición y Gobierno. Y esto es lo que aún se está cocinando.

La presencia de Zapatero, y la reunión de Ernesto Samper junto a otros expresidentes con Nicolás Maduro, son una prueba de ello. Sin embargo no la más sustentable.

Milos Alcalay, internacionalista y exembajador de Venezuela ante la ONU, comenta que eventualmente hay señales de diálogo, pero aún no están esclarecidas. 

"Ya se dio un gran paso que fue incorporar la presencia del Vaticano, pero aún faltan otros tres voceros que la oposición ha señalado que quiere presentar", comenta.

El experto considera necesario que previamente se den condiciones como objetivos claros de diálogo, mecanismos de solución pacíficos, respeto a la libertad de los presos políticos, y que se establezca, de una vez, la fecha del referéndum revocatorio.

"Es necesario hacer un esfuerzo de parte y parte para que no haya un choque de trenes; de otra forma, no se podrá dialogar sobre la situación económica si el Gobierno no acepta que hay una crisis económica, alimentaria, o de medicinas", añade.

Enfatiza que aceptar el problema es absolutamente necesario para solucionar cualquier impasse; de lo contrario, "un diálogo convertido en monólogo no sería una solución sino una provocación".

Consecuencias

A pesar de que ningún ente internacional haya declarado excluir a Venezuela de las agendas y reuniones, hay indicios de que lo están haciendo poco a poco.

El exembajador apunta que estos efectos se están viendo, en primer lugar, cuando los miembros de Mercosur, no aceptaron la presidencia pro tempore de Venezuela.

Esto explica que las posiciones que en la OEA, ONU, e UE se han presentado demuestran que el retrato de la realidad venezolana hoy se está reflejando.

Destaca, además, que otra constatación de ello es que la solidaridad automática que recibía el Gobierno venezolano existe, porque el equilibrio político en el hemisferio ha cambiado y porque la realidad crítica que vive Venezuela es mal vista hasta por muchos de los países considerados sus aliados.

¿Y si no hay diálogo? Si bien es cierto que la MUD presentó una cantidad de requisitos para acceder al diálogo, también lo es que el Gobierno ha mostrado bastante hermetismo respecto a ellas.
Por tal motivo, es impredecible si se logrará o no un acuerdo entre las partes.

En caso de que este escenario no aconteciera, Milos Alcalay explica que "si el Estado continúa haciendo un ‘gatopardeano’ (de la novela en la que se hace un cambio para que todo siga igual)", lo que vendría sería una explosión social peligrosa.

Respecto al ámbito internacional, el experto en esa área estima que "la OEA lo que haría es mostrar su preocupación, y evidentemente aislaría más a Venezuela de sus decisiones, programas y reuniones".
No obstante, piensa que esto no representa una exclusión del país, sino más bien una inclusión para que cumpla con los compromisos democráticos.

"Una excusa barata del Gobierno fue que con esta decisión se trataba de sacar a Venezuela de la OEA, cosa que en ningún momento se solicitó por parte de la oposición o del secretario general; a pesar de que es una opción que está prevista pero en última instancia", recalcó el ex-embajador.

Aclara que tampoco se trata de "esa absurda y presunta invasión de la Otan, o de los EEUU", a la que se refiere el Gobierno, ya que en la OEA no está previsto ese mecanismo de uso de la fuerza y, además, asegura que no hay ningún deseo de intervenir al país.

La agenda

Según la MUD, las condiciones para un eventual diálogo mejoran con la respuesta del CNE sobre el futuro del referendo revocatorio al Presidente Maduro, información que, de ser positiva, indudablemente bajaría el nivel de presión de la OEA.

2016-07-25