Jesús M. Gambús/ Anyela Torres | [email protected]
La intervención del Gobierno en el sector bancario causó distorsiones en el sistema financiero tras un conjunto de decisiones erráticas, agravadas por la determinación de crear y/o fortalecer instituciones públicas en detrimento de la actividad privada ¿Quién iba a pensar que la banca con sus sedes y sucursales, sus directores encorbatados y su legión de empleados uniformados estaba lejos de la crisis?
Cuando se tocan las puertas para conocer el punto de partida de las emergencias, las miradas de economistas y políticos se dirigen a 2002- 2003, en la encrucijada del paro petrolero.
El millardito
El chavismo se abstuvo de hacer cambios en la política monetaria, ni siquiera en momentos de mayores tensiones bajo el paro petrolero de 2002-2003, como advirtió en su oportunidad el economista José Guerra, quien formaba parte de la nómina del BCV.
En 2004 cambia el esquema y Chávez suplica por “un millardito” de las reservas internacionales. La petición cayó como un plomo en el Banco Central de Venezuela. Su jefe, Domingo Felipe Maza Zavala, le recordó a Hugo Chávez que la ley prohibía entregar recursos tal como el Mandatario lo planteaba, porque las reservas “no eran del Banco Central ni del gobierno, sino de la República”.
En 2005 la Asamblea Nacional “complace” al Ejecutivo con la reforma a la Ley del Banco Central de Venezuela (BCV) y permite que, a través del nuevo organismo, el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), el presidente Chávez haga uso de los ingresos extraordinarios de la exportación petrolera.
Y así “el millardito” se convirtió es 6 millarditos —como aseguró el propio Chávez— y la cuenta se hizo difícil de seguir a través del tiempo.
La radicalización del modelo socialista se acentúa en 2007 y 2010 con las expropiaciones, dando pie a una mayor presencia del Estado en el sistema bancario, a través de intervenciones, compras de bancos y creación de nuevas instituciones.
Ejemplo de ello es que, en 2008, con el anuncio del presidente Hugo Chávez, en cadena nacional, de la compra del Banco de Venezuela se interviene y evita la adquisición del banco por parte de Víctor Vargas, presidente del Banco Occidental de Descuento (BOD). El Grupo Santander había recibido 150 millones de dólares (por parte del BOD) como arras para la compra, monto que nunca fue devuelto y continúa en litigio, luego de pasar por varias instancias en tribunales españoles. De haberse concretado esa compra, el BOD se habría convertido en la institución financiera más grande del país.
El gran resbalón
Entre la cantidad de decisiones erráticas que el gobierno implementó resalta una que es la madre de la catástrofe económica y financiera del país.
Orlando Zamora, profesor, analista, y extrabajador del BCV, relata que a partir de la aprobación de la ley del Banco Central, esta máxima entidad bancaria pasó de recibir la totalidad de las divisas concernientes a exportación de petróleo para quedarse tan solo con 38% de estos ingresos.
El resto de estas ganancias, asegura el experto, pasó a ser administrado por Pdvsa directamente.
“Dos artículos específicos de esta ley dicen que el BCV será el receptor de las ventas de divisas que se produzcan a excepción de lo que genere Pdvsa. Cuando ese artículo mencionó ‘a excepción’, la petrolera entonces comenzó por sus propios criterios a determinar cuánto le iba a entregar al BCV y cuánto administraría de forma directa” , expresó Zamora.
Además añadió que en otro de los artículos se indicaba que la cantidad de reservas con las que podía funcionar la economía era de $29mil millones.
¿Cómo afectó a la banca?
El BCV es el máximo ente encargado de suministrar divisas a todos los sectores del país. Y con la medida descrita anteriormente se vio obligado a trabajar sólo con 38% de todo el ingreso de divisas para abastecer y darle insumos de financiamiento a todo el aparato nacional, incluyendo al sector bancario.
Pero en vista de la minúscula cantidad, el Banco Central se quedó corto, y fue entonces cuando empezó a imprimir dinero inorgánico.
Según afirma el especialista, la centralización también fue una de las consecuencias que ha hipertrofiado al sector financiero, ya que el Gobierno le prohibió a la banca adquirir acciones particulares, las limitó y prácticamente obligó a que el exceso que tuviesen los bancos fuese dirigido a la compra de bonos públicos.
“Muchas de las operaciones que antes se hacían con bono privado por ley pasaron a hacerse obligatoriamente con fondos públicos”, precisa.
Resultados nocivos
Zamora relata que ante la situación, el sector privado bancario se redimensionó y se redujo a 20 bancos que acataron las nuevas reglas y descuidaron parte de su intermediación crediticia para comenzar a adquirir bonos públicos, mientras que la banca pública, que tenía 4 o 5 bancos pasó a tener más de 15 instituciones financieras, logrando que el sistema se centralizara aún más y manejara mayores fondos.
“El Estado obligó a los bancos a que se liberaran de sus fondos de reservas estratégicas para construir la Gran Misión Vivienda Venezuela. Más de 26 mil millones de bolívares durante el año 2011 y 2012 invirtieron los bancos en la actividad pública”, afirma Zamora.
Infiere que en la actualidad Venezuela cuenta con una banca pública grande hipertrofiada, y con mucha injerencia en la determinación de las tasas. “Por vez primera la tasa turística y la hipotecaria no son dirigidas por el BCV, sino por ministerios. A su parecer, el sector bancario de hoy en día reduce personal, y está afectado por políticas de controles, pero sin embargo ha salido airoso porque ha trabajado con los bonos del Estado que han dado medianos rendimientos, y han mantenido sus niveles de renta. No obstante continúa impactado por la inflación, lo que los lleva a otorgar menos crédito por incertidumbre de que la gente tenga capacidad de pago.
A pesar de que la banca esté presentando tantos problemas, y venga trabajando de la mano con el Estado, aún no presenta incovenientes de insolvencia.