Andreína Domínguez | [email protected]
El popular juego del “Amigo secreto” es una de las tantas tradiciones de los venezolanos en las que la alegría y el suspenso por recibir obsequios ganan protagonismo en la época “más bonita del año”. Sin embargo, este 2017 la profunda crisis económica en la que se ha desatado una galopante inflación, desestima la posibilidad de muchos criollos de ser fiel a sus costumbres decembrinas.
“Cuando mis hijos me dijeron este año que hiciéramos los papelitos para jugar el amigo secreto no supe qué decirles. Ellos están acostumbrados a que en la familia hagamos intercambios de regalos, eso los hace felices. Siempre les da emoción”, cuenta Jamilet Medina, de 47 años y madre de tres niños: Andrés, de 7 años, Jean Manuel, de 10 y Rosa Virginia, de 13.
Lamenta que para esta navidad ya no habrá “amigo secreto” en su casa. El alto costo de la vida, los bajos sueldos y el desempleo son algunos de los motivos de su grupo familiar que responden a esta decisión. “Todo el dinero se nos va en comida. No sabemos ni cómo haremos para comprarles sus estrenos y juguetes”, confiesa.
Medina trae al recuerdo cómo eran las navidades anteriores: llenas de regalos y compartir, no sólo lo hacía con sus padres, hijos y esposo sino también con sus compañeros de trabajo. “Cada semana nos dábamos un detalle, algún chocolate y el día del regalo final nos obsequiábamos algo mejor, regularmente era ropa”, relata con nostalgia. El último “amigo secreto” lo jugó el año pasado y se limitaron a dar chucherías.
Natalie Chávez, docente universitaria, siempre esperaba la primera semana de diciembre para organizar el tradicional juego en la institución donde aún labora. “El monto del regalo del año pasado fue de Bs. 10 mil, pero imagínate este año eso no alcanza para nada”, expresa.
Chávez, al igual que sus colegas y parte del personal administrativo, no tiene mente para pensar en ese tipo de “distracciones”. “A nadie le alcanza la plata, ya no se puede no regalar una galleta. Uno anda pendiente es de la comida, de cómo va a resolver porque todos los días suben los precios”, admite.
Carolina Vásquez trabaja en el mercado municipal de Guaicaipuro en la ciudad de Caracas. En casa de su abuela hicieron el intercambio de regalos hasta diciembre pasado (24 y 31). “Se hizo con esfuerzo para no perder la tradición. Recuerdo que yo regalé una camisa y a mí me dieron un perfume. Aún se podía”, asegura.
Para Oscar Alvarado de 68 años, comerciante, la coyuntura económica hizo emigrar a sus dos hijos: Amanda y Ángel, quienes desde hace 6 años viven en Argentina y Chile, respectivamente. Desde entonces, el “amigo secreto” también se fue de la casa. “Ellos eran quienes organizaban todo, ya no jugamos nada porque quedamos mi esposa y yo”, dijo entre lágrimas.
“Ni golosinas”. En un recorrido realizado por el equipo del Diario 2001 se pudo evidenciar el precio de las chucherías que pudieran ser una opción para no dejar en el olvido la costumbre de intercambiar regalos en diciembre. Pero, aún así, hasta las golosinas más pequeñas, cuestan un “ojo de la cara”. Los caramelos tienen un precio de Bs 1000 por unidad, mientras que una galleta “barata” oscila entre Bs 5 mil y Bs 6 mil. Los chocolates de barra pequeños valen Bs 9 mil. Mientras que los paquetes de galletas navideñas rellenas y más decoradas sobrepasan los Bs. 30 mil.
2017-11-26