Miércoles 27 de Noviembre - 2024
VENEZUELA
Escoge tu edición de 2001online.com favorita
Venezuela
América

El Arauca es tierra de nadie en la frontera

Sabado, 28 de septiembre de 2019 a las 08:00 pm
Suscríbete a nuestros canales

EFE | REDACCIÓN 2001

Migración

El caudaloso río Arauca, que en cerca de 300 kilómetros de su cauce marca el límite entre Colombia y Venezuela, es el paso olvidado de la frontera común y una remota vía de escape para quienes huyen de la crisis en el país petrolero.

El foco nunca ha sido puesto allí a diferencia de lo que ocurre en la ciudad colombiana de Cúcuta, principal cruce fronterizo, que desde que comenzó el éxodo de venezolanos recibe visitas de autoridades nacionales y extranjeras, principalmente estadounidenses, y representantes de organismos internacionales.

También ha tenido mayor visibilidad el departamento de La Guajira, que colinda con el venezolano de Zulia y hasta donde llegó en junio pasado la actriz Angelina Jolie, enviada especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Pero en la frontera araucana la dinámica es otra por estar situada en una región de difícil acceso, cerca de la cuenca del Orinoco, y con una fuerte presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Hay un paso terrestre por el puente internacional José Antonio Páez, que comunica la ciudad colombiana de Arauca, capital del departamento homónimo, con la localidad venezolana de El Amparo, en el estado de Apure, pero la gente prefiere pasar por el río.

Decenas de lanchas que transportan personas y carga, mucha de ella de contrabando, van y vienen por al río Arauca de día y de noche sin control de ningún tipo, tanto que las autoridades de Colombia han denunciado que el ELN perpetra ataques en su territorio y huye por el río a Venezuela.

En el lado colombiano el principal punto de llegada es el Malecón de Arauca, hasta hace poco un lugar turístico y ahora ocupado por centenares de inmigrantes venezolanos.

Pese a que duermen en hamacas y en precarios campamentos y cocinan con leña a orillas del río, los recién llegados tratan de mantener limpio el lugar y de llevar una vida normal.

Las ventas ambulantes, las barberías callejeras y los puestos de comidas rápidas llenan las riberas a las que llegan las embarcaciones cuyos pasajeros y mercancías entran a Colombia sin pasar el control aduanero.