EFE
El secretario general de Unasur, el colombiano Ernesto Samper, ha advertido de que uno de los efectos de la actual crisis económica es que "saca lo peor" de la política y da entrada a actores con motivaciones que no son el bien común, sino que responden a intereses particulares.
En entrevista con EFE en Madrid, Samper precisa que entiende por "mala política" situaciones como que "los buenos propósitos se aplazan, las coaliciones desaparecen, las identidades se disuelven…".
Como secretario general de Unasur ha debido afrontar uno de los temas más candentes de Latinoamérica: la situación en Venezuela, donde el organismo regional envió una misión a los comicios legislativos del 6 de diciembre ganados por la oposición.
Samper aboga por el diálogo institucional, que ambas partes hablen en igualdad de condiciones, pero discrepa con la actitud de los opositores de ir hasta el final con el objetivo de sacar a Nicolás Maduro de la Presidencia.
"Espero que eso se pueda corregir", agrega.
El líder de Unasur y expresidente colombiano (1994-98) subraya que en América Latina hay una gran cantidad de actores sociales y económicos que hacen política sin asumir una responsabilidad política.
Es el caso de medios de comunicación que asumen causas políticas mientras "emboscan sus verdaderos intereses"; jueces tentados a hacer una política que lleva a la judicialización; oenegés internacionales "que tratan de instalar unos intereses que obedecen a otras motivaciones" y agencias de calificación "que cambian la economía de un país con notas que nadie puede controvertir"
"Estamos en una desinstitucionalizacion de la política", resume Samper, para quien la responsabilidad es de los propios partidos, en una crisis sin precedentes del sistema de representación.
La respuesta ha de venir por reformas que permitan resolver crisis sin rupturas y que haya separación entre la representación del Estado y la administración pública, concluye el veterano político.
La economía latinoamericana no crecerá este año, lo que en opinión de Samper supone una amenaza para 120 millones de personas que en los diez años precedentes salieron de la pobreza y que ahora pueden verse perjudicados si el ajuste fiscal de los gobiernos empieza por recortes en el gasto social.
Samper mira con interés el proceso de paz en su país entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC; y recomienda no obsesionarse con la fecha del 23 de marzo, supuestamente el límite para cerrar el acuerdo.
"No es bueno fijar fechas porque si se incumplen hay una perdida de confianza, expectativas frustradas… Lo mejor es dejar que el proceso avance al ritmo que pueda sin plazos ni ultimátum. Hay que ser pacientes, porque llevamos cincuenta años de conflicto armado", añade.
El modelo de negociación aplicado es "perfecto", porque se ha consensuado antes una agenda y, además, "es un error pensar que para dar satisfacción a quienes esperan el acuerdo empecemos a trocear" el proceso en pactos parciales: "Nada está negociado hasta que no lo está todo".
Quito acogerá en abril una nueva cumbre de Unasur, que se marcará como "gran proyecto" impulsar la ciudadanía suramericana.
Mientras el comercio de bienes entre los doce países de la Unión alcanza el 18 por ciento, el 67 % de los suramericanos que migran lo hacen a otro país de la región.
"Esa movilidad y ese deseo de quedarse en la región tiene que ser correspondido con una política por la que los Estado faciliten y fortalezcan estudiar en otro país, tener visas de trabajo…" dice Samper.
El futuro podría pasar por un pasaporte suramericanos, que los consulados de los doce países protejan a todos sin excepción dentro y fuera de la región y que la política de retorno sea para todos.
Es un proyecto "ambicioso" que pretende centrar la integración en la movilidad de las personas y no solo en la de los capitales, bienes y servicios.
Sobre la existencia y compatibilidad de diferentes organismos regionales en Latinoamérica, Samper afirma que la fórmula es muy sencilla: "pensamos en el regionalismo abierto en lo económico e integración política".
Todos los países tienen derecho a buscar alianzas que consideren estratégicas y que consideren más conducente a sus intereses y a mejorar su competitividad, pero ello ha de ser compatible con el compromiso firme con la integración política regional en objetivos como la paz, la democracia y la vigencia de los derechos humanos, según el expresidente colombiano.
2016-03-15