Jesús M. Gambús | Anyela Torres
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Por más que se exalten las bondades de las frutas como fuente de azúcar, de la miel, del aspartame como endulzante natural o bien de la estevia, se le hace difícil al consumidor desprenderse del viejo hábito del azúcar refinada, pese a que el producto se ausentó desde hace tiempo de las despensas.
Si los sustitutos no cubren las expectativas, no queda más que hacer cola el día que corresponda, ligar la llegada del producto al abasto, pagarlo al precio que le ponga el bachaquero, o emigrar a la panela de papelón.
Nada dulce y menos empalagoso es enfrentar la confesión de la industria azucarera nacional que asegura que la producción “es nula”.
¿Cómo una industria azucarera como la venezolana que venía de cubrir las necesidades del mercado nacional y exportar los excedentes ha llegado a esta situación?.
El presidente de la Federación de Asociaciones de Cañicultores de Venezuela (Fesoca), José Ricardo Álvarez, pasa revista a la historia reciente de la industria y encuentra en los años ochenta un cambio de patrón que comenzó la dependencia de las importaciones.
“El año en el que importamos menos azúcar porque hubo bastante producción nacional fue en 2005-2006. En esa época importábamos el 20% de lo que los venezolanos consumíamos” asegura.
Más adelante revela las nuevas cifras: "Hoy en día es al revés, producimos el 20% e importamos el 80%".
Centrales oficiales. Hay 16 centrales en el país de las cuales 10 están bajo la administración del Estado, el resto son complejos privados.
Álvarez resalta que los privados son los únicos que funcionaron este año, a excepción del “Central Carora” que no molió caña debido a una sequía que ocurrió en la zona por tres años y que arrasó con la cosecha ahí.
El dirigente subraya tajante que “el país está dependiendo de las importaciones de azúcar para poder abastecer al mercado y que ellas dependen exclusivamente del gobierno porque ellos son los que hacen las importaciones”.
Sin incentivos. Álvarez destaca el poco incentivo que tienen los productores de caña para cumplir con su papel.
Como casi todos los sectores industriales, el dirigente concede las culpas a la política de regulaciones de precios “inconscientes y muy estrictas”, a su forma de ver.
“No ha habido reconocimiento de los precios y a tiempo como para que se incentive la producción”.
Cultivos amargos. El rosario de quejas por la indiferencia del Gobierno se abre con las dificultades para conseguir los insumos idóneos para las labores al cultivo que siempre.
“Aunque se consiguen de una u otra manera, el campo cobra porque las plantas necesitan de su tratamiento a tiempo porque si no, no producen lo mismo”, explica Álvarez.
El presidente de Fesoca señala que hace un mes se paralizó la zafra: “El 90% de la más reciente zafra terminó hace aproximadamente un mes y solamente está moliendo un solo central azucarero en el estado Lara (Central La Pastora), pero en estos momentos está procesando muy poca caña. Se puede decir que la producción nacional es nula en estos momentos”.
2016-06-16