Lysaura Fuentes @lysaurafuentes
El cierre de la frontera de Táchira con Colombia trajo más de 1.000 deportados, junto al menos otros 6.000 colombianos que abandonaron voluntariamente el país. La situación generó una crisis humanitaria en Cúcuta, denuncias de supuestos maltratos a los hermanos del vecino país, disputa entre los dos países y supuestas acusaciones de paramilitarismo y contrabando.
La situación parece dejar huellas más allá de las zonas afectadas. La valoración de la relación entre los ciudadanos de a pie de los dos países parece comenzar a sentirse, según los testimonios recogidos entre colombianos y venezolanos en los últimos días.
Un colombiano-que prefirió no identificarse por miedo a represalias-dejó su familia en Ureña (Táchira) cuando fue deportado, sólo le quedó conseguir trabajo en Cúcuta (Colombia), habló con dolor a un medio colombiano de el lugar que una vez lo acogió: “es indignante lo que nos está pasando, nos sacaron como perros por el simple hecho de tener cédula colombiana”.
“Aunque yo no quiera sentir nada negativo por mis hermanos venezolanos, soy humano, siento dolor y quizás algo de resentimiento”, dijo Daniel Alaguna a un medio regional de Venezuela cuando se encontraba con su esposa en la sede del Consulado de Colombia esperando para que le entregaran sus pasaportes para irse de Venezuela.
Los colombianos radicados en Venezuela “ven con otros ojos” al país ante el panorama de deportaciones en la frontera que ha impulsado el Gobierno Nacional. “Hice mi vida aquí. Venezuela era mía también, pero ahora veo como la miro con otros ojos, quizás no me queda de otra que marcharme”, expresó Atahualpa Chavarro entrevistado por un medio regional, quien llegó a Venezuela cuando tenía 18 años de edad.
Por otro lado, los venezolanos dan su apoyo ante la situación que atraviesan los colombianos. “Que viva Colombia y viva Venezuela, seguiremos siendo hermanos”, expresó Oscar Martínez de 22 años al equipo de 2001Online.
Otra ciudadana que prefirió permanecer en el anonimato muestra el dolor en su rostro y suspira al hablar de este tema: “Los colombianos han vivido muchos años en Venezuela, son nuestros hermanos, aparte de compartir la frontera, compartimos el mercado, ellos compran aquí y nosotros compramos allá, siento mucho dolor al ver cómo son tratados”.
Pero todavía hay esperanza en los rostros de los venezolanos: “No dejaremos de ser hermanos por esto, pienso que llegaremos a resolverlo, a pesar de lo que nos separe seguiremos unidos porque existe un lazo de hermandad que no se puede romper así nada más”, dijo Elisa Quintero de 40 años de edad.
Entre ambos países vecinos existe un lazo, ese límite de 2.219 kilómetros que conecta y separa a la vez a ambos, con un total de 603 hitos que demarcan la línea divisoria, fue cerrado por las autoridades venezolanas “hasta nuevo aviso” y se decretó un Estado de Excepción, motivado por un ataque contra militares venezolanos cuando se encontraban realizando una inspección en regiones como San Antonio y Ureña del estado Táchira.
Autoridades tanto colombianas como venezolanas intentan buscarle una solución a este conflicto que ha dejado en los venezolanos y colombianos una enorme herida que tardará en sanar.
2015-08-31