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Josefina "Chispa" Hernández: Pido al Papa que beatifique a un civil

Sabado, 22 de diciembre de 2018 a las 08:00 pm
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Gerardo Gutiérrez | @gerardogutie1

En la ciudad de Corpus Christi (Texas, EEUU) reside la artista plástico y educadora Josefina “Chispa” Hernández de Bluntzer, última sobrina directa con vida del médico José Gregorio Hernández, el Venerable. Nació 13 años después de ocurrida la muerte de “El médico de los pobres”, el 31 de marzo de 1932, en la Clínica Luis Razetti de Caracas.

A sus 86 años de edad custodia objetos y documentos que pertenecieron al médico de fe venezolano, que poseen valor histórico y patrimonial sobre la ejemplar vida, de quien se espera sea elevado a los altares de la Iglesia Católica como el milagroso santo del pueblo venezolano.

¿Cómo recibió la noticia de la designación de la jurista argentina, Silvia Correale, como nueva postuladora para gestionar el proceso de beatificación de su tío?

-¡Ay me encanta! porque eso estaba como dormido por tanto años, desde que el papa (Juan Pablo II), lo elevó (de la categoría “Siervo de Dios” a “Venerable”), había quedado en que nadie hacía nada; entonces ya veo que parece que hay un poco de movimiento.

Quizá llegue a los altares antes de que yo pase a la otra vida. Otra noticia que anima es el hecho de que el monseñor zuliano Edgar Peña fue designado sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano. Él es ahora el tercer hombre más influyente de la Iglesia Católica muy cercano al Papa.

Siendo Francisco el primer papa latinoamericano, ¿qué le pediría sobre el proceso para la beatificación de José Gregorio?

Que cuando fuera a pensar en quién sería buen candidato para ser beatificado, piense en una persona de vida normal, de vida civil, no eclesiástica. En la humanidad, en general, se necesitan ejemplos de personas que llevaron una vida normal siendo médicos, siendo hombres de familia, con sus hermanos. Que den ejemplo de cómo se puede vivir en el mundo, sin necesidad de ser sacerdote o monja y llegar a ser santo.

¿Cuáles recuerdos guarda en su memoria sobre su tío José Gregorio Hernández y de lo que le comentaba su familia sobre cómo era él?

Que yo recuerde, de niña, siempre en casa se me decía por las noches: “ahora récele a su tío santo”, después del Ángel de la Guardia. Eso era a diario. Aunque no lo hubieran hecho santo, en mi familia y en muchas partes de Venezuela, ya se consideraba una persona muy santa, muy buena.

Además mi mamá conoció a mi padre por medio de él; ya que mi padre era médico también y eran muy unidos. Fue José Gregorio quien lo entusiasmó para que estudiara medicina. Y entonces, cuando fue él a ver una persona enferma, amigo de mi mamá, mi tío llevó a su hermanito que se acababa de graduar de médico -mi padre- y allí se conocieron mi mamá y mi papá. Así que eso fue una obra de José Gregorio.

¿Qué representa el doctor José Gregorio Hernández para los hombres de hoy y qué podemos aprender de él en estos tiempos?

Específicamente, y sobre todo para los médicos, que sean médicos dedicados, que respetan y quieran a sus pacientes. Y para todo el mundo, la caridad. Él fue lo más caritativo que existe, con todos. Por eso murió, porque cuando iba a comprar un remedio que sabía que su paciente no tenía con qué (pagar), fue a la farmacia a comprárselo y es allí donde tuvo el accidente.

Era muy caritativo, todo un señor discreto, con buen juicio. Él era medico en el Hospital Vargas y cuando le daban el sueldo, pedía que se lo dieran en monedas y desde que salía hasta que llegaba a su casa, lo iba repartiendo; porque pasaba por donde había gente pidiendo limosna en esos tiempos y los enfermos necesitados afuera del hospital.

Y cuando llegaba a la casa, ya había dado todo, ayudando a la gente. También era muy, muy religioso, tanto así que él trato de entrar a una orden de monjes, en una parte de Italia, que era (de clima) muy frio. Allí se enfermó terriblemente. El frio le pegó y no estaba acostumbrado, entonces el monje director le aconsejó: “Yo no creo que Dios quiere tenerlo aquí. Yo creo que Dios quizá quiere tenerlo en el mundo. Regrese a su país y busque que lo dirija un sacerdote, para que pueda hacer el bien del lado de afuera”.

¡Su tío le hizo a usted un milagro?

Tuve un accidente de tránsito, por el cual la movilidad de las piernas quedó muy afectada. Los médicos no me daban garantía de volver a caminar. Le pedí entonces su intersección con mucha fe diciendo: “Mira, a ti te mataron en un accidente de carro. Yo no me morí y entonces, por favor, cúrame estas piernas, por favor, tío José Gregorio”, y me lo concedió. Pues hoy Chispa es una abuela muy activa que sigue conduciendo su propio vehículo por las avenidas la tierra natal de la artista Selena Quintanilla, para realizar su mercado.

¿Qué le pediría usted al venerable José Gregorio de cara a la difícil situación de la nación venezolana?

Que para quien sea que esté en el gobierno, que sean honrados, para que sean buenos con el pueblo, para que respeten la vida humana enormemente, y que nos de un gobierno del cual podamos ser orgullosos.

¿Algún mensaje final que quiera compartir?

Que no pierdan su fe. Que tengan conexión con Cristo en la eucaristía que es lo que mantuvo José Gregorio toda su vida. Es la manera en la que podemos estar más cercanos a Dios y que tengan fe, haciendo el bien.

2018-12-23

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