La contracción en el sector va para tres años, mientras la vigilancia de Sudeban “deja mucho qué desear” , según el economista Francisco Faraco
Jesús M. Gambús
/Anyela Torres
Por definición la banca pública debe llegar a donde no lo hace la privada. Bajo esa premisa su trabajo se limita a atender los microfinanciamientos en áreas de comercio, manufactura y artesanía.
La historia de la banca pública está llena de buenas intenciones en esta y en cual-
quier administración, solo que en cumplimiento de sus actividades también se dan licencias para satisfacer el clientelismo político y favorecer a los allegados.
La banca pública hecha a imagen y semejanza de "la quinta" creció y se multiplicó a la sombra del Estado, el cual incluso la colocó en áreas que hasta hace poco estaban en manos de las instituciones financieras privada, como las operaciones con divisas.
No son rentables. Para el economista Francisco Faraco la banca pública no es rentable, ya que básicamente sobrevive y declara utilidades porque recibe un enorme subsidio del gobierno a través del reciclaje de los depósitos especiales, es decir el gobierno deposita en la banca pública y con esos recursos gratuitos es que adquiere títulos de deudas pública y da uno que otro préstamo.
"Estas instituciones básicamente compran títulos de deudas del gobierno a tasas activas, y ese diferencial es más de su patrimonio", afirma Faraco.
Faraco opina que los bancos públicos son instituciones que trabajan, en términos efectivos, a pérdida, y además ameritan una altísima inversión operativa por la enorme cantidad de personal y red de oficinas que poseen.
Estos bancos, subraya Faraco, no tienen conexión internacional, están aislados en el mercado interno y concentran su atención en otorgar tarjetas, estrategia que percibe como "riesgosa". En vista de los períodos de inflación creciente y sueldos minúsculos que generan deudores.
Patrimonio. Faraco expone que el activo de la banca pública ha disminuido en términos reales mucho más que los de la privada, puesto que en este tipo de negocios las utilidades son las que generan el incremento del patrimonio y a su vez también incrementa su activo.
"La banca nacional no ha crecido en términos reales, y al descontar el término de la inflación el activo de la banca tiene más de tres años contrayéndose", asegura el economista.
A juicio del experto los sistemas bancarios son altamente regulados y en el caso de Venezuela además de ello son interferidos.
Expone que en Venezuela hay "lo que llaman los libros una enorme represión financiera", ya que el gobierno le indica cuál porcentaje de su cartera debe estar en el sector de crédito a las personas, al turismo y a las industrias, entre otros.
Además, argumenta que les impone cuál es la tasa de interés que pueden cobrar en cada caso.
"El Estado le dice a la banca cuánto es el dinero que puede pagar, cuánto es la cantidad de fondos y activos que puede tener", asevera el economista.
Vigilancia. La Superintendencia va a las entidades bancarias a examinar sus libros y los respaldos, en base a ello emite un dictamen sobre la calidad gerencial.
Referente a este punto Francisco Faraco ilustra que en Venezuela "hay una supervisión que en algunos casos deja mucho qué desear", pues es muy deficiente.
Advierte que en estos momentos la supervisión tiene que ser mucho más estricta, porque la crisis económica podría generar una crisis financiera.
"Ellos pueden cumplir con todos esos parámetros regulatorios, pero de golpe su balance es malísimo, aunque cumpla con todos los topes de cartera y con la tasa de interés que les solicitan, pero tal vez su balance es muy malo porque sucartera es pésima, y eso no lo toman en cuenta", puntualiza.
Cajeros. Para el economista, el asunto de la liquidación de los cajeros automáticos tiene otras vertientes. Aclara que los cajeros que están retirando son los que se encuentran fuera de los bancos, debido a que los servicios de transporte de billetes cada día son más reacios a cumplir sus funciones, y porque además estos equipos automatizados requieren de un mantenimiento tecnológico que debe ser adquirido en el exterior, lo cual es muy costoso.