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"Las dictaduras caen cuando se fracturan"

Martes, 21 de enero de 2020 a las 08:00 pm
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Yordan Sarmiento Altuve

Cada 23 de enero se celebra la gesta adelantada por un movimiento cívico-militar de 1958, que destituyó al gobierno de Marcos Pérez Jiménez, quien dejaría el país para residenciarse en República Dominicana a bordo del avión presidencial la “Vaca Sagrada”.

Esto fue de total asombro para varios partidos del gobierno, debido a que hacía exactamente un mes, se había efectuado un plebiscito para prolongar el mandato de Pérez Jiménez, darle cierta solidez a su régimen y legitimidad ante las Fuerzas Armadas.

La caída de Pérez Jiménez se produjo debido a la crisis militar, originada a partir de los unos sucesos ocasionados el 1 de enero de 1958, los cuales causaron un impacto en el poder absoluto que hasta entonces tenía el primer mandatario en el seno de las Fuerzas Armadas.

El alzamiento de los oficiales de la Fuerza Aérea en la Base de Boca de Río, cercana a la ciudad de Maracay y del cuerpo de blindados del cuartel Urdaneta de Caracas al mando del teniente coronel Hugo Trejo, fue lo que determinó la crisis que sufría el liderazgo en la institución castrense.

Por otro lado, la crisis política jugó un papel vital para la descomposición y fraccionamiento del gobierno a raíz del ya mencionado plebiscito de diciembre de 1957. De hecho la crisis originó dos cambios de gabinete sucesivos, uno el 10 y otro el 13 de enero de 1958.

Pérez Jiménez se vio muy debilitado con la salida hacia el exterior de dos personajes muy cercanos a él, vetados por las Fuerzas Armadas, Laureano Vallenilla Lanz, ministro hasta entonces del Interior, y Pedro Estrada, jefe de la policía política del régimen, la Seguridad Nacional.

Con todos los acontecimientos mencionados, las calles fueron llenándose de manifestantes contra el gobierno, encabezado por hombres y mujeres representativos de diferentes campos de la actividad económica, profesional y cultural.

Junto a ellos se pronunciaron instituciones nacionales como el Colegio de Ingenieros, la Asociación Venezolana de Periodistas, federa- ciones obreras y sectores empresariales que hasta ese momento no habían mani- festado abiertamente su repudio a la dictadura.

Lo que ocurrió tras todos los mencionados acontecimientos es historia. El historiador Pedro Benítez indicó en una entrevista para el diario 2001 los acontecimientos del 23 de enero de 1958 demuestran “que no existen dictaduras perfectas ni invulnerables”.

Benítez detalló que para que en la actualidad suceda algo parecido es necesario “unidad de todas las fuerzas opositoras”. Sugiere no mantener estrategias dogmáticas sino flexibles para enfrentar las adversidades del oficialismo.

“Entender y explicar que la lucha por democratizar no es cuestión de fechas sino que es un proceso, a veces largo. No se puede ser prisionero del tiempo. Es muy importante la persistencia” agregó.
Reiteró que se debe comprender que “las dictaduras caen cuando se fracturan internamente. Cuando una parte de los que le sostienen le quitan el apoyo. Sin eso no hay transición”.

¿Es lo mismo?

En entrevista concedida hace un par de años a Diario 2001, el historiador Elías Pino Iturrieta alertaba sobre el peligro de la permamente comparación de épocas diferentes para hacer símiles, como el caso de 1958 al momento actual de Venezuela.

“La historia tiene su propio reloj. La historia es evolutiva, pausada, lenta. El almanaque es moroso, hasta que deja de serlo”, comentaba para explicar su el país de aquel entonces es diferente al de hoy.

2020-01-22

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