Joan M. Camargo | [email protected]
Los desastres y accidentes petroleros suscitados desde el año 2003 constituyen el reflejo de cómo la desidia y falta de personal capacitado dejó casi en ruinas a uno de los más grandes complejos refinadores del mundo.
De acuerdo a expertos y diputados, “la gallina de los huevos de oro” agoniza ante las deudas, el mal estado de las instalaciones y la reducción continua de la producción.
La tragedia de la Refinería de Amuay quedó marcada en la historia de Venezuela como la muestra palpable de la crisis que vive Pdvsa, desde hace mucho tiempo, y que era silenciada entre el populismo y la corrupción.
La catástrofe que dejó más de 50 muertos y 156 heridos, además de $1.200 millones en pérdidas, puso al descubierto las grandes irregularidades que tenía la estatal con los recursos destinados al mantenimiento de las instalaciones. Del mismo modo, expuso las dudosas relaciones entre Pdvsa y 10 aseguradoras y reaseguradoras de diferentes países del mundo.
Como es la norma en este tipo de industria a nivel mundial -por su tamaño y dimensión- y por instrucciones de Pdvic (la empresa manejadora de riesgos de Pdvsa), la aseguradora local seleccionada, Seguros La Occidental, no manejó los seguros ni los riesgos, cediéndolos al mercado internacional de reaseguros.
La petrolera también estaba asegurada con la empresa inglesa Cooper Gay, pero ésta nunca le pagó las últimas dos cuotas del reaseguro, por lo que no pudo cobrar ningún tipo de indemnización.
So pretexto de un supuesto sabotaje, Pdvsa nunca solicitó los respaldos financieros correspondientes de ninguna de sus aseguradoras. Se calcula que la empresa petrolera estaba protegida por un monto de 320 millones de dólares.
Con “el sabotaje” se pusieron la soga al cuello, puesto que dio a entender que el accidente fue responsabilidad de la empresa. Después del incidente, Pdvsa cuadriplicó las importaciones de combustible. Éstas pasaron de 27 mil a 108 mil barriles por día. Para completar, la producción de Amuay bajó de 620 mil barriles por día a 370 mil.
Las cicatrices de la catástrofe siguen intactas, pues las recuperaciones de la refinería avanzan a paso de león herido.
Tiempos mozos. Durante el mandato de Chávez los precios del petróleo alcanzaron su máximo histórico, coyuntura que lo ayudó a perpetuarse en el poder gracias a los múltiples planes sociales que se desarrollaron a raíz de las ganancias de Pdvsa.
Según José Toro Hardy, experto petrolero y analista económico, los recursos para el gasto social eran enviados al Fonden, sin ningún tipo de autorización legal ni controles que rigieran el uso de ese dinero público. Fonden usó cerca de $40 mil millones en programas sociales, pero el Gobierno nunca rindió cuentas sobre ese gasto.
Presente trágico. Toro Hardy califica el presente económico de la estatal petrolera como desastroso. Según el informe mensual de la Opep, durante diez meses la producción petrolera en Venezuela cayó en 340 mil barriles diarios.
Además, con el recorte de producción recién aprobado por la Opep, Pdvsa se verá obligada a bajar en 90 mil barriles diarios. Esta cifra no tiene precedentes en la historia petrolera del país. El experto petrolero ve con preocupación el fuerte endeudamiento de Pdvsa y el incumplimiento de sus funciones. “Para que Pdvsa pueda seguir funcionando tiene que ser auxiliada.
En vez de ellos auxiliar a la economía Venezolana, representa una carga para ella”, indicó el analista. Toro Hardy estima que, con las medidas tomadas, para apuntalar precios del barril, el marcador Brent no sobrepasará los $55. Es decir, el crudo venezolano se posicionaría sobre los $47. “El aumento de ingresos que puede recibir Venezuela por concepto del incremento del barril serviría poco para la reactivación de la economía, porque compensaría la caída de la producción. Es decir, no sería influyente”, remató.
2016-12-02