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La llamada que despertó la madrugada del sábado a Laurie y Jason Holt en su casa de Salt Lake City fue la que habían estado esperando ansiosamente durante dos largos años.
Su hijo, Josh Holt, y su esposa venezolana fueron encerrados en una cárcel de Caracas junto a algunos de los delincuentes más curtidos del país (y con algunos de los principales opositores de Nicolás Maduro) por lo que el gobierno estadounidense consideraba eran cargos falsos de acopio de armas.
Al menos en tres ocasiones, los padres en Utah habían pasado por esta montaña rusa emocional de creer que su hijo sería liberado, sólo para ver cómo los esfuerzos de mediación se venían abajo en el último momento.
Pero después recibieron una llamada telefónica de la oficina del senador republicano Orrin Hatch.
“Nos llamaron a las 4:30 de la madrugada y dijeron que necesitábamos subirnos a un avión. Josh venía a casa”, dijo Laurie Holt, quien recordó cómo tuvieron que empacar y llegar al aeropuerto en 90 minutos. “Fue la primera vez que realmente dijeron: ‘Vayan a D.C., está siendo liberado’”.
Ahora Laurie Holt dijo que está ansiosa por platicar con su hijo. Aunque se dieron un largo abrazo en el aeropuerto el sábado por la noche, dijo que ha tenido muy poco tiempo para hablar con él. Toda la familia fue trasladada apresuradamente a la Casa Blanca para una reunión con el presidente Donald Trump antes de que Josh Holt y su esposa ingresaran a un hospital del gobierno para que les hicieran diversos exámenes médicos.
Laurie Holt dijo que su hijo goza de buena salud, pero perdió peso, sufrió diversos problemas en los bronquios mientras estuvo en prisión y tiene un diente podrido que necesita le examinen. Su esposa, Thamara Caleno, padece problemas más graves de dolor en un costado del cuerpo.
Expertos en atender a personas que han estado en cautiverio han hablado con la pareja, de forma que puedan empezar a manejar las emociones generadas por su larga y penosa odisea.
“No es el mismo Josh que el que partió”, dijo Laurie Holt. “Aún no le vuelve del todo esa chispa en sus ojos. Ya regresará, sé que lo hará. Sólo tenemos que darle tiempo”.
El lunes iban a ser dados de alta y volarían de regreso a Salt Lake City, donde serán recibidos por un comité de bienvenida que incluye a la hija de Caleno de una relación previa. Nathalia Carrasco, de 7 años, ha estado viviendo en la casa de Laurie Holt desde febrero, pero aún no le han informado que volverá a encontrarse con su madre y con Josh Holt, al que llama “papi”. La otra hija de Caleno, Marian, viajó con la pareja desde Caracas.
Josh Holt, ahora de 26 años, voló a Caracas en junio de 2016 para casarse con una correligionaria mormona a la que conoció en internet mientras procuraba mejorar su español. Ambos aguardaban a que Caleno recibiera la visa estadounidense cuando fueron arrestados en el apartamento de la familia de ella en un complejo habitacional del gobierno.
Laurie Holt dijo creer que Maduro _temiendo represalias de Estados Unidos_ decidió actuar por fin después de que su hijo apareció en un video tomado clandestinamente en la cárcel la víspera de los comicios presidenciales de este mes, en el cual criticaba al gobierno venezolano y afirmaba que su vida había estado en riesgo durante un motín en la prisión.
Después de que las oficinas de los senadores estadounidenses entraron en comunicación con el gobierno venezolano, “creo que se le ablandó el corazón”, dijo Laurie Holt sobre Maduro.
El mandatario de Venezuela nunca mencionó públicamente el encarcelamiento de Holt, incluso mientras se convertía en un fuerte motivo de fricción en las relaciones bilaterales ya de por sí muy hostiles.
Dijo que también le agradece a Rafael Lacava, un gobernador cercano a Maduro que dialogó con Corker y acompañó al senador y a Holt de regreso a Washington en un avión perteneciente a PDVSA, la paraestatal petrolera venezolana. En una fotografía tomada en el aeropuerto en Caracas puede verse a Holt de pie junto a Lacava mientras sostiene una camiseta de la selección venezolana de fútbol estampada con el nombre del gobernador.
Trump le llamó a Corker el viernes por la noche a Caracas y habló brevemente con Lacava para expresarle su aprecio por la liberación de Holt, según dos funcionarios estadounidenses al tanto de la llamada, quienes declararon a condición de guardar el anonimato porque carecían de autorización para hablar sobre la conversación.
Finalmente, Laurie Holt le da crédito a Wilmer Ruperti, un magnate naviero con contactos en el gobierno de Venezuela, de ayudar a que su hijo estuviera a salvo en la cárcel. Ruperti voló a Salt Lake City para conocer a su familia y había estado pagándoles a los abogados de Holt. Pero cuando la AP reveló su participación en el caso, fue recibida con escepticismo, porque también había estado financiando la defensa de dos sobrinos de la primera dama venezolana Cilia Flores que fueron declarados culpables de narcotráfico en Nueva York en 2016.
Corker dijo que cuando Lacava viajó a Washington en marzo se habló sobre la posibilidad de que los sobrinos fuesen liberados, así como algún tipo de alivio a las sanciones contra Venezuela en una época en que Trump amenazaba con aplicar un embargo petrolero a esta nación de la OPEP.
“Se habló sobre todas esas cosas, pero les dijimos que no podían llevarse a cabo”, afirmó Corker en una entrevista el lunes, e insistió en que “no se pidió nada, y nada se dio” a cambio de la libertad de Holt.
Corker dijo desconocer hacia dónde se encaminan las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, y declinó comentar sobre un proyecto de ley bipartidista con el que se pretende aislar más al gobierno venezolano y proporcionar asistencia humanitaria al país. Pero el republicano, que este año se jubilará, dijo que es importante que Washington siga denunciando las “muchas, muchas cosas malas” que ha hecho el gobierno de Maduro.
2018-05-28
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