Maria Corina Machado | @MarriaCorinaYA
Era la madrugada del 25 de agosto del 2012. A la 1:07 de la madrugada se escuchó una primera explosión. Se prendieron las luces de toda la comunidad alrededor de la refinería de Amuay, en Falcón, y todos los vecinos entendieron que el momento que tanto temían, había llegado.
Ese día, ocurrió la explosión en refinerías más grande del mundo en los últimos 30 años. Fue consecuencia de la irresponsabilidad e ineptitud de un régimen que acabó con la gerencia de PDVSA y puso a los trabajadores a formarse en ideología marxista en lugar de ocuparse y atender lo relativo al mantenimiento de unas instalaciones de altísima criticidad y riesgo.
Esta tragedia dejó 42 muertos, más de 150 heridos, familias desaparecidas y decenas de viviendas y comercios afectados. A los tres días se apareció en el lugar el expresidente Hugo Chávez y en cadena nacional y sin que le temblara la voz, les dijo a los familiares de las víctimas, a los trabajadores y vecinos: “El show debe continuar”. Y continuó.
Desde esa fecha hasta hoy, la producción de petróleo en Venezuela ha caído 54%; y sigue en picada. Al disminuir la extracción de petróleo, cae la disponibilidad de gas asociado con facilidades de recolección y tratamiento; se estima que ésta se ha reducido en 40%, siendo crítica a nivel del Lago de Maracaibo, donde se ha reducido en más de 70%. Por eso no hay gas en los hogares, ni alcanza para las plantas de generación eléctrica, y por eso hay tantos racionamientos en el país.
Nuestras refinerías hoy producen sólo el 30% de su capacidad instalada; y Venezuela importa más de 140 mil bd de gasolina, nafta y otros productos. Y en su descaro total, ¡Maduro le acaba de regalar medio millón de barriles de petróleo a Cuba! PDVSA es además la empresa petrolera más peligrosa del mundo por su alta siniestralidad. Cada día que van a trabajar en los campos, en las plataformas y en las refinerías, sus trabajadores arriesgan la vida.
Y lo hacen por sueldos de hambre: un Operador de Sala de Control en Amuay ganaba $1500/mes hace 20 años, hoy gana menos de $15. Por eso protestan, por eso simplemente abandonan sus puestos de trabajo. Tenemos las reservas de petróleo más grandes del mundo; pero valen CERO si no tenemos la capacidad humana, la tecnología y las inversiones para transformarlas en riqueza. Y eso NO VA A PASAR mientras estos ineptos, corruptos e irresponsables sigan en el poder.
Chávez dijo “el show debe continuar” y continuó. Desde entonces más de 3 millones de venezolanos se han visto obligados a huir de su país; más de 150 mil han sido asesinados, casi 60% de los niños tienen algún grado de desnutrición; y a los familiares y trabajadores de Amuay nadie les ha hecho justicia. Hoy Maduro se disfraza y se burla de los venezolanos en sus viajes opulentos; mientras aquí el país se desangra.
Tenemos una sola opción: acabar este macabro “show” de saqueo y destrucción, y para eso, hay que sacarlos del poder. En Venezuela lograremos la seguridad energética gracias a una industria privada, con inversionistas de todo el mundo, que operarán bajo rigurosos estándares de seguridad industrial y ambiental. Los trabajadores tendrán salarios competitivos y las comunidades cercanas a las instalaciones se beneficiarán por la responsabilidad social de esas empresas.
Los hogares tendrán gas directo, por tuberías, (si,¡tuberías!) hasta en ciudades pequeñas y pueblos.
Y el Estado asumirá su rol regulador con total transparencia y rendirá cuentas públicas de sus actuaciones. Esta será la industria energética que motorizará muchos otros sectores de una Venezuela pujante, segura y luminosa. Este SHOW, simplemente, se acabó.
2018-07-16
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