Jefferson Díaz
El monseñor José Luis Azuaje, obispo de la Diócesis de Barinas y vicepresidente de Cáritas Venezuela, comienza la entrevista aclarando que “yo hablo muy coloquial, así que cualquier pelón que tenga después lo arreglas”. Luego, se ajusta los anteojos y dice que nos puede atender por dos horas antes de volver a sus actividades diarias.
En conversación con el Diario 2001, monseñor Azuaje apunta que todos los días le pide a Dios por Venezuela. “Pido que nos dé vida; una abundante vida. Y que todos los venezolanos practiquemos los valores humanos necesarios para vivir dignamente”. Él es uno de los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) que lidera las conversaciones con la Vicepresidencia de la República para permitir que grandes donaciones de medicamentos lleguen al país sin inconvenientes.
-¿Cuál es el rol de Cáritas Venezuela en estas conversaciones?
-Desde la CEV se iniciaron los diálogos con la vicepresidencia para que se activen los mecanismos necesarios que permitan la llegada de los medicamentos. Se publicó un comunicado exhortando a que el Ejecutivo cumpla con los principios de la Constitución y los Derechos Humanos. Todos los ciudadanos merecen una salud de calidad. Ahora, la dirección de Cáritas Venezuela también ha hecho varias solicitudes al Ministerio de Salud para que les dejen recibir grandes donaciones de medicamentos y alimentos que puedan repartir entre los venezolanos más necesitados.
-¿Usted cree que el Gobierno responda positivamente?
-Nosotros tenemos fe. Fe en que todos los sectores del país -públicos y privados- se unirán para que Venezuela logré salir de esta crisis. Claro, esperamos que el Gobierno responda de manera efectiva y así todos podamos trabajar de la mano para el bienestar de todos. Lo importante es velar por el bien de los más necesitados y ofrecerles respuestas rápidas.
-Cáritas Venezuela siempre ha tenido programas de ayuda a las familias de bajos recursos. ¿Cómo se mantienen actualmente con la escasez de alimentos y medicinas?
-Hace 40 años Cáritas tenía la costumbre de llevar arroz, harina y demás productos a las familias que más lo necesitaban. Esa práctica cesó porque desde la Diócesis nos organizamos para que todos aquellos que quisieran donar lo llevaran directo a las parroquias, y desde ahí se distribuyeran hacia quienes lo necesitaran. Actualmente ese mecanismo sigue vigente, pero como la crisis actual nos afecta a todos, los donativos personales y de empresas han disminuido significativamente.
-¿Podemos decir que Cáritas también está en crisis?
-Nuestro empeño y fuerza de trabajo para ayudar a los que requieran de ayuda están intactos. Hay que recordar que somos una red que está en 22 países de América y el Caribe, Venezuela es un capítulo de un gran grupo internacional de apoyo. Nuestro país debe saber que todavía existen personas de buena fe y con la mística necesaria para trabajar por su país. Si bien ahorita los recursos son pocos, lo que conseguimos se distribuye sin mirar raza, creencia política o posición social. En Cáritas quien pida la mano, va a recibir dos, un abrazo, un consejo, y hasta la guía para buscar soluciones a su necesidad.
-De esta gran red que tiene Cáritas en el continente americano, ¿cuántos países se han ofrecido para ayudar a Venezuela?
-Hemos recibido propuestas de muchos. Algunos ejemplos son Brasil, México y Colombia, desde donde nos han contactado para ayudarnos con medicinas o alimentos. Pero no podemos saltarnos los caminos regulares, tanto en Caritas como en la Conferencia Episcopal somos respetuosos de los mecanismos legales que rigen a nuestro país. Por eso conversamos con el Ejecutivo, y de buena fe le pedimos que se logren estos donativos por el bienestar de todos los venezolanos.
-¿Cómo ve usted esta crisis de alimentos y medicinas por la que atraviesa el país?
-La gente está sufriendo. Está muy desganada y eso se palpa en las calles. No podemos caer en provocaciones de violencia y mantener la esperanza. En Juan 10:10 se habla de “la abundancia de vida”. Ese es el camino que debemos tomar. Estar en familia y promover en estos tiempos de crisis los valores y la educación. Es durante este tiempo que el verdadero valor y fortaleza del humano sale a flote. Por eso, siempre mandamos un mensaje de unión y de paz; mucha paz. Porque, de lo contrario, podríamos caer en acciones que no conducen a nada bueno.
-¿Cuantas veces al día reza?
-Como servidor de la Iglesia, y de los valores cristianos, mi vida se lleva a través de la oración continua.
-¿Reza por Venezuela?
-Sí, y por todos nosotros.
-¿Cómo podemos los venezolanos salir de esta crisis?
-Con mucho fundamento. Aquí -en Venezuela- hay talento de sobra y personas dispuestas a ayudar. Por ejemplo, En Cáritas tenemos casos donde personas que se van de viaje siempre nos contactan para traer medicinas. Las empacan en sus maletas y cuando llegan, las llevan a la parroquia para que sean distribuidas. Esto es muy importante, porque sabemos que a la hora de ayudarnos, estamos dispuestos a tendernos una mano. Es por eso que este tipo de ayudas debe masificarse, debe promoverse y también darle el valor necesario para que todos los venezolanos sepamos que la esperanza no se puede perder. Que debemos confiar en nuestros talentos para sacar al país adelante.
-¿Qué otros ejemplos de ayuda hay?
-Bueno, desde Cáritas también hay un mecanismo de recolecta solidaria, en especial para los alimentos. Esto es cuando personas o empresas quieren donar algún producto y luego se llevan a la casa de las familias más necesitadas. También tenemos redes de apoyo entre las diferentes Diócesis del país donde se envían medicinas o comida para hospitales o instituciones que velan por el cuidado de los más necesitados.
-¿Puede Cáritas Venezuela cumplir con todas las peticiones de ayuda?
-Con la actual crisis es difícil cumplir con todos los requerimientos de las personas que nos piden ayuda. A veces tenemos que decirles que no tenemos cierto medicamento, o que por los momentos no podemos ofrecerle la ayuda que pide. Pero siempre está la disposición de la institución de conseguir soluciones. Nunca se dirá de frente un “no”, porque la idea es unirnos para ayudar.
-¿Cuántas peticiones al día reciben?
-Eso depende de cada una de las parroquias. Pero por lo general las que más tienen son las que se encuentran en la región central del país. Caracas, Maracay y Valencia.
-¿Han hablado con la empresa privada para que los ayude?
-La ayuda siempre está. Tanto con la empresa pública como con la privada. Desde que se creó Cáritas los puentes entre el sector productivo del país y nuestra institución están fuertes. Ahorita, en estos tiempos difíciles, entendemos que todos trabajamos en la medida en la que hay recursos, pero siempre hay una mano amiga, siempre hay un proyecto que busca ofrecer soluciones para quienes lo necesiten. Esa es nuestra misión: ayudar.
-¿Con cuántas instituciones mantienen contacto?, y ¿cuáles son?
-La cantidad siempre está variando, y por lo general las donaciones vienen desde diversos sectores. No discriminamos mientras sea con el objetivo de ayudar a los demás.
-En el último comunicado de la CEV se habla de que los poderes públicos deben respetar las voces del pueblo y “sus justos reclamos”. ¿Esto se refiere a las recientes protestas en el país por la falta de medicinas y alimentos?
-Como indiqué antes, en los venezolanos se siente la desesperanza y el sufrimiento. Y es el deber de todos los organismos e instituciones que conforman nuestra sociedad, ofrecer soluciones que garanticen el buen vivir de todos los ciudadanos. No podemos hacernos de la vista gorda mientras la gente sufre; mientras no hay comida o medicinas. Lo importante es que todos trabajemos unidos y que la responsabilidad por el rescate del país sea compartida. Un sector no puede trabajar más que el otro. Aquí, las cuotas de trabajo deben estar a la par de lo que queremos lograr.
-Desde la CEV y Cáritas Venezuela, ¿cuál es su consejo para nosotros?
-Actuemos con solidaridad. No nos aprovechemos del prójimo en tiempos de crisis. Es un pecado elevar los precios indiscriminadamente y sacar provecho de la necesidad del otro. Debemos pensar en el progreso como sociedad y saber que todos estamos en el mismo barco. Siguiendo los valores cristianos podremos ver que siempre hay esperanza, siempre hay una manera de salir adelante manteniendo la fe.
-¿Se refiere al “bachaqueo”?
-Sí, ese fenómeno que ha surgido en el seno de esta crisis y que es inaceptable. Es una inmoralidad sacar beneficios de parte de las personas que están necesitadas. Es un pecado.
-Si el gobierno aprueba los mecanismos necesarios para recibir donaciones de otros países, ¿en qué tiempo podrían llegar a Venezuela?
-Eso es un proceso que también debe seguir caminos regulares. Primero hay que catalogar toda la ayuda que será enviada y luego asegurarse que venga en buenas condiciones. Con el favor de Dios, si todos los procesos se cumplen, no debería pasar más de una semana.
2016-05-08