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"No es sobrevivir, es aprender a vivir con lo que se tiene"

Viernes, 22 de noviembre de 2019 a las 08:00 pm
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Ana Cristina Blanco

Miguel Delgado Estévez es archiconocido. En sus 75 años de vida casi no ha tenido un minuto de descanso. Es considerado un genio de la música y lo refrenda una vida de carrera artística como guitarrista, compositor, arreglista y productor musical. Algunos aseguran que también es humorista pero él ataja de inmediato: “¡No! Humoristas son Laureano Márquez, Pedro León Zapata, Claudio Nazoa… y muchos creen que porque he andado con ellos también lo soy”. Pero sí fue deportista desde niño: practicó básquet, béisbol y natación, entre otras disciplinas. Confiesa que todavía “se lanza” unas caimaneras de pelota durante todo un día.

Aunque no lo dice con palabras, todo en su vida demuestra que es un optimista empedernido y que siempre va -a lo venezolano- pa’ lante. Por eso se queda en Venezuela convencido de que se puede vivir y no conformarse con sobrevivir. ¿La clave? Adaptación. La misma que asume tanto para la vida diaria como para golpes tan fuertes como la muerte de su amado hermano Raúl Delgado Estévez, acaecida el 22 de mayo de este año, en México.

¿Cómo se vive sin ese hermano que es el compinche, amigo, compañero de trabajo, vecino y mucho más?

Vives la ausencia. Yo siempre procuro recordar los momentos gratos, inclusive las peleas que teníamos, porque siempre predominaba el inmenso amor entre los dos. En una ocasión, cuando Raúl regresó de Francia donde estudió de 1970 a 1975, estábamos comiendo en un restaurante al que íbamos desde los tiempos del Orfeón Universitario y hablando de nuestras vivencias, amores, novias, de todo, él me dijo una cosa muy hermosa: “Hermano, si tú no fueras mi hermano, yo te hubiese buscado en cualquier parte del planeta para que fueras mi amigo”. Y yo le dije: “Yo también, hermano”. 

Muchas cosas nos unieron, algunas nos separaron, pero yo quiero recordarlo no como que está muerto porque está vivo en mi corazón. De hecho, me han pasado cosas que me han sacudido mucho, eventos donde él se me aparece mediante algo que ocurre… en un recuerdo, en una discusión, en un consejo, en una conclusión que hayamos sacado los dos. Raúl era un tipo con un extraordinario sentido del humor. Es un dolor muy fuerte, muy fuerte para nosotros, pero siempre procuro que cada vez que lo pienso sea con un recuerdo lleno de la alegría de vivir, del humor, de la inteligencia, de la cultura, de lo divertido que él era. Con Raúl siempre había un espacio para la cantadera, para la música.

Definitivamente era uno de los grandes. Yo me siento orgulloso de que nos haya tocado la suerte de que la vida nos haya puesto en el mismo camino. 

En un período de éxodo en Venezuela: ¿Hay esperanza para el que se queda aquí?

Yo estoy firmemente convencido de que esto no va a durar toda la vida. Yo sí quisiera ver el cambio, me gustaría ver el renacer de mi país. Soy un firme creyente del renacer, de hecho, me hubiese encantado vivir en el renacimiento porque el hombre viene del medioevo y se rebela ante eso, comienza a redescubrirse y se reinventa. Siento que en Venezuela habrá un renacimiento. La lección que estamos viviendo de esto que estamos padeciendo, siento que va a servir para que no volvamos a caer. Siento que tienen que imponerse las reservas morales, no tengo ninguna duda.

En Venezuela, ¿se vive o se sobrevive?

Se vive. Yo creo que la vida es algo que uno se labra. Hay gente que puede decir: “Yo estoy sobreviviendo porque medianamente me puedo alimentar”, además, hay una desnutrición infantil que me da un dolor terrible. Pero siento que podemos reflexionar en esto: El ser humano se diferencia de las demás especies animales en que tiene un cerebro prodigioso y unas manos que son manejadas por ese cerebro. Esas manos construyen, hacen, abrazan, y crean cosas. Entonces, creo que más que sobrevivir es necesario aprender a vivir lo que se tiene y crear. En Venezuela hay mucha gente creando.

¿Para qué crearon el concierto “Venezuela es la familia: dos guitarras por la paz”?

Aquiles Báezy yo inventamos hacer un concierto donde cantaran nuestras esposas; mis dos hijas; el esposo de una de mis hijas quien es músico; William Mora, cantante y clarinetista; Xavier Perri con el bajo, quien es un multiinstrumentista genial y el percusionista fue Julio Alcócer, pero el domingo pasado lo hicimos con Jorge Villarroel. ¿Por qué hacerlo con la familia? Queríamos hacer una contribución al clima de angustia que estaba -y sigue- viviendo Venezuela, de intolerancia política, de deshonestidades de parte de los entes gubernamentales y, por qué no decirlo, de algunos también de la oposición, y solo podíamos expresarlo como lo sabemos hacer. En una presentación dije: “El hecho de que estemos cantando es porque eso es lo que sabemos hacer. Si fuéramos médicos, estaríamos curando en este precario sistema de salud o curando a los heridos producto de la violencia de las calles o la que ocurre durante las manifestaciones. Si fuéramos de alguna de las fuerzas que tienen armas estaríamos haciendo lo que ellos hacen, para lo cual fueron entrenados. Como sabemos cantar y tocar, esa es la contribución que damos a la sociedad venezolana”. El nombre genérico es “Venezuela es la familia: dos guitarras por la paz” y tenemos otro que es “Venezuela es la familia: par de dos” en el que nos presentamos Aquiles con Ana Isabel Domínguez -su esposa- y yo con Alicia, mi esposa. Estaremos haciendo par de tres, con mi hija Claudia y su esposo, él es músico, ella es licenciada en Artes, mención Musicología. Como decía mi mamá: “Es que en esa casa no hay hueso sano” (risas).

En 2018 hicimos dos funciones a beneficio de Cayito Aponte, que era un ser humano de otra dimensión, un ser humano precioso, maravilloso. Entonces Aquiles y yo, cuando nos enteramos que volvió la enfermedad, lo organizamos. Ojalá hubiésemos podido hacer más y que Cayito siguiera aquí. Ese es otro que vive en el corazón de nosotros.

¿Qué ha sido Divagancias y Cuentos de camino?

Son aprendizajes constantes. Yo digo que el día que deje de aprender es porque estoy muerto y como no me pienso morir más nunca… (risas). Cada programa significa que haya personas que me vean por ahí, en una farmacia o una panadería, y digan: “Por fin le puse cara a esa voz”. Ese es un piropo que te soba el ego y te sientes orgulloso, ¡qué rico que he hecho algo que la gente valora!

Sí siento un inmenso orgullo de hacer Divagancias con Zapata y Laureano, los programas especiales que he hecho con Miro Popic, Claudio Nazoa, mi hermano Raúl, Cayito Aponte, Alfredo Sánchez “Neco” el hijo de Alfredo Sadel porque estoy arráncandole una sonrisa a la gente que nos escucha o aportando un nuevo conocimiento, como me lo han dicho muchas veces, o cuando hago una denuncia y las personas hacen eco. Siento que es una contribución a la cultura del país y que sea mejor de lo que alguna gente esté empeñada que no sea es un gran premio.

¿Cuáles proyectos está preparando?

El 16 de febrero de 1979 José Antonio y Pedro Naranjo, Raúl y yo debutamos con nuestra agrupación El Cuarteto, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Pedro se retiró a los 12 años de eso y entró su hermano Telésforo Naranjo. Entonces, vamos a hacer el año que viene el concierto de reaparición de El Cuarteto. Será en febrero de 2020. Tendremos tres cuatristas invitados: el esposo de mi hija Ángel Fernández; Eduardo Ramírez, quien fue compadre de mi hermano y vicepresidente de la Orquesta Típica Nacional; y Javier Arvelo. Con ellos haremos el repertorio que será desde las canciones que hicimos con El Cuarteto hasta canciones que hicimos con coros, el Orfeón Univeritario, el Estudio Coral Chacao que fue la última agrupación que mi hermano fundó y dirigió, y la Coral Nacional Simón Bolívar. Los conductores del espectáculo serán Valentina Quintero y Román Lozinski. Es nuestro megaproyecto, aparte de la Escuela de Música de El Cuarteto. Ya estamos en las redes sociales que es algo buenísimo que se le ocurrió a una amiga. Hicimos un challenge y reté a Jorge Glem de C4 Trío, a Pacho Flores y al Pollo Brito para que hicieran algo del repertorio. Se enteró Héctor Molina, de C4 Trío e hizo una versión bellísima del tema de mi hermano “Canción triste y final”, además Xavier Perri hizo una versión de la canción mía “Quieres contar mis Estrellas”, para arpa clásica, de una bonitura que no te puedes imaginar. El concierto será en homenaje a mi hermano Raúl.

2019-11-23

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