La represión ha aumentado en Venezuela bajo el gobierno de Nicolás Maduro y el régimen hace mucho que dejó ser una democracia, pero el chavismo incursionaría formalmente en el terreno de las dictaduras si se roba o si suspende las elecciones parlamentarias de diciembre, dijeron expertos.
“Si el gobierno fuese a suspender la elección (como algunos temen), o si prohíbe a la oposición que compita, o si descalifica a tantos candidatos que la oposición no pudiese competir seriamente, entonces allí sí estaría cruzando la línea”, comentó el profesor de Harvard, Steven Levitsky.
“Es una raya que ningún régimen ha cruzado en décadas en América Latina, y que le llevaría a perder toda la legitimidad que le queda”, señaló Levitsky desde Lima.
Por el momento, Venezuela sigue firmemente plantada dentro de lo que los académicos denominan un “autoritarismo competitivo”, término acuñado por el propio Levitsky en su libro del mismo nombre y que es utilizado para describir a regímenes no democráticos en los que la oposición aún puede competir por el poder en elecciones, aunque frecuentemente bajo condiciones muy injustas o muy desiguales.
Pero el régimen bajo la conducción de Maduro se ha vuelto mucho más autoritario que el de su predecesor, el fallecido presidente Hugo Chávez, llegando hasta el extremo que lo único que lo diferencia de una dictadura es que realiza elecciones.
“Venezuela ha pasado a ser el segundo país menos democrático en todo el hemisferio. Solo es superado por la dictadura cubana”, dijo Mark P. Jones, profesor de Ciencias Políticas, especializado en América Latina, en Rice University en Houston.
“Lo que hemos estado viendo en Venezuela es un descenso generalizado en los últimos tiempos. Comenzó con Chávez, pero se volvió mucho más severo al final de Chávez y empeoró bajo Maduro”, añadió Jones, cuyas investigaciones le llevan a monitorear constantemente la salud de las democracias latinoamericanas.
Jones coincidió en que el tema electoral mantiene a Venezuela fuera de la definición formal de las dictaduras.
“Pero analizando la situación con base en el funcionamiento de las instituciones, Venezuela dejó de ser una democracia hace ya mucho tiempo”, sostuvo al advertir la inexistencia de la separación de poderes, el uso de la justicia como instrumento de persecución política y las amenazas a las libertades civiles.
Carlos Ponce, director del Programa para América Latina de Freedom House, dijo que las investigaciones de la ONG coinciden con las conclusiones de los académicos.
“Precisamente porque hay elecciones, es que Freedom House todavía considera que Venezuela está en la rayita de lo que es un país libre”, señaló Ponce antes de añadir que en el último informe sobre la Libertad en el Mundo, la organización colocó al país sudamericano a dos puntos de ingresar a la categoría de “No Libre”.
“Pero eso fue solamente por el hecho de que se organizan elecciones medianamente competitivas en Venezuela, a diferencia de países como Cuba y Corea del Norte o Zimbawe”, explicó.
Aunque eso no quiere decir que los comicios en Venezuela sean modelos de elecciones justas, libres y transparentes.
“En el caso de la realización de procesos electorales, Venezuela está justo en la raya. No ha caído aún en un esquema en el que las elecciones son totalmente fraudulentas, pero está acercándose cada vez más a ese límite”, comentó Jones, al explicar la desigualdad de condiciones bajo los que compite la oposición, la negativa del régimen de permitir la participación de observadores internacionales, las modificaciones a los circuitos electorales para favorecer al oficialismo y las inhabilitaciones de algunos de los rivales más populares.
Información de El Nuevo Herald
2015-07-28