Venezuela está apresurando la importación de hasta 2,4 millones de barriles de diésel y gasolina luego de que cortes de energía afectaran las operaciones del Centro de Refinación Paraguaná (CRP), el mayor del país, una inusual práctica que presiona los precios de los combustibles en Estados Unidos y Europa.
Según dijeron operadores a Reuters, la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) ha dicho en días recientes a los comerciantes de energía que quiere comprar un máximo de dos cargamentos de 300.000 barriles de diésel ultra bajo de azufre (ULSD), además de otros seis cargamentos de 300.000 barriles de gasolinas, este último rara vez adquirido en el extranjero.
La repentina demanda se produce luego de que el CRP, el segundo mayor centro refinador del planeta con capacidad para producir hasta 955.000 barriles por día (bpd) de crudo, sufriera durante la última semana fallas que afectaron su operatividad.
Amuay, la refinería más grande del CRP con capacidad de 645.000 bpd, fue detenida por un apagón el martes, mientras que una tormenta afectó el fin de semana a su vecina Cardón, de 310.000 bpd.
Trabajadores de Amuay, ubicada en el noroeste de Venezuela, dijeron el lunes a Reuters que tres de sus cinco unidades de destilación operaban nuevamente y calcularon que la planta ya trabaja al 55 por ciento de su capacidad.
"Se están cumpliendo los pasos para que la planta esté 100 por ciento operativa esta semana", dijo un trabajador. Pdvsa había adelantado en un comunicado que la planta volvería a operar "normalmente" a mediados de esta semana.
Los trabajadores de Cardón confirmaron a Reuters que la planta está paralizada desde el sábado, pero Pdvsa explicó que los procesos medulares de la refinería "no fueron afectados".
"Las actividades productivas están en cero todavía, el porcentaje de producción es cero", dijo un trabajador de Cardón, quien mantuvo su nombre en reserva porque no tiene autorización para hacer declaraciones públicas. "Se está trabajando para lograr que en dos días la refinería arranque de nuevo", agregó.