Redacción 2001 | BBC Mundo | [email protected]
Mientras el hambre ha retrocedido en América Latina en términos generales, hay un solo país de la región donde aumentó en la última década.
En medio de una de sus peores crisis económicas y políticas de los últimos años, la carencia crónica de alimentos en Venezuela aumentó de 10,5% a 11,7% en los últimos diez años, según el estudio “La seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y otras agencias.
Precisamente, la dificultad para conseguir alimentos en el país es una de las principales causas que esgrimen los migrantes venezolanos que intentan escapar de la crisis.
“Si no te mata la delincuencia, te mata el hambre”, le dice a BBC Mundo Xiara Barcos, una joven venezolana de Barquisimeto que migró a Colombia sin planes de regresar.
Pero, a pesar de la crítica situación venezolana, hay otros países de la región que en la actualidad presentan niveles mucho más altos de subalimentación, es decir, de personas que no ingieren las calorías necesarias para su actividad diaria.
El ranking del hambre lo lidera Bolivia (con el 19,8% de su población subalimentada), seguido por Nicaragua (16,2%) y Guatemala (15,8%).
En estos tres países se observan varios elementos comunes.
“Tienen una gran cantidad de población rural e indígena, son muy vulnerables a los efectos climáticos y tienen dificultades para acceder a servicios públicos básicos necesarios para la seguridad alimentaria”, le dice a BBC Mundo Ricardo Rapallo, oficial de Seguridad Alimentaria de la FAO para la región.
“No es de extrañar que en estos tres países, con características similares, la inseguridad alimentaria disminuya menos que en otros países de la región”, agrega.
En el caso de Bolivia, el experto dice que es importante analizar cómo ha cambiado la situación alimentaria en los últimos años.
“Bolivia tiene una subalimentación alta, pero es el país que más laha disminuido en los últimos 20 años”, apunta Rapallo.
Y en la última década, el hambre en este país disminuyó de un 30,3% a un 19,8%.
“Bolivia ha sido afectado por desastres naturales como las inundaciones provocadas por los fenómenos de El Niño y La Niña en los últimos dos años”, le dice a BBC Mundo Stefano Fedele, especialista en nutrición de Unicef para América Latina.
Además, hay zonas del país que se han visto afectadas por olas de frío y sequías que dejan a muchas familias en una situación de riesgo.
Una de las preocupaciones en ese país sigue siendo cómo bajar la alta prevalencia de anemia en mujeres en edad fértil.
Por otro lado, muchos de los agricultores producen casi exclusivamente para subsistir y los desastres naturales,que destruyen las cosechas los dejan sin comida.
Los riesgos. Nicaragua, por su parte, tuvo un alto crecimiento económico en los últimos años.
Sin embargo, ocupa el segundo lugar en en la lista del hambre regional. Y aunque efectivamente la subalimentación ha descendido en la última década desde un 24,4% a un 16,2%, aún sigue siendo considerada una amenaza para la población.
Expertos piensan que la actual crisis política y económica haría descender drásticamente el crecimiento económico este año (a 0,5%, según la Cepal), algo que influirá negativamente en las condiciones alimentarias futuras de su población. A diferencia de Bolivia y Nicaragua, donde bajaron los niveles de hambre en la población, en Guatemala la situación se ha estancado con un 15,8% en la última década.
Cuatro de cada cinco familias padece algún tipo de inseguridad alimentaria y el suministro de alimentos es insuficiente para cubrir las necesidades mínimas de toda la población.
Aparte de la pobreza y los conflictos, Guatemala está ubicada en el llamado Corredor Seco de América Central, una de las zonas más afectadas por la sequía, producto del fenómeno de El Niño en 2015 y 2016.
Aquel fenómeno fue una de las peores sequías en los últimos diez años y dio lugar a fuertes caídas en la producción agrícola, con pérdidas estimadas de entre el 50% y el 90% de la cosecha.
A nivel general, en América Latina y el Caribe el hambre ha crecido por tercer año consecutivo.
Comparando 2017 con 2016, el número de personas subalimentadas en la región aumentó en 400.000 personas subalimentadas y actualmente la cifra total es de más de 39 millones.
Sin embargo, Latinoamérica tiene un nivel de desnutrición aguda infantil del 1,3 % de su población, lo que equivale a 700.000 niños menores de cinco años, y que está muy por debajo del promedio global.
Y el retraso en el crecimiento de los niños (desnutrición crónica) también se ha reducido, cayendo desde el 11,4 % en 2012 al 9,6 % en 2017.
Estos son, al menos, dos resultados positivos dentro de un escenario regional más desalentador.
2018-09-23
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