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Jesús Chuo Torrealba, secretario ejecutivo de la Unidad Democrática, aseguró este jueves en su programa radial matutino La Fuerza es la Unión que el diálogo sostenido con el Gobierno entre el 30 de octubre y el 6 de diciembre, sirvió para abrir una ventana que mostrara al mundo el talante dictatorial del régimen de Nicolás Maduro.
El señalamiento lo hizo a propósito del comunicado emitido este mismo día por la alianza partidista opositora, en el cual informó que presentará sus propias propuestas a la comunidad internacional frente al documento entregado por los facilitadores del diálogo tanto al Gobierno como a la Unidad.
Ante las críticas que han hecho algunos sectores del país a la Unidad por haberse sentado a dialogar con un gobierno antidemocrático, Torrealba señalo que “lo que es obvio para nosotros, no necesariamente es obvio para el mundo”.
“Por el contrario, durante muchísimo tiempo de esta lucha, el mundo estuvo de espalda a la búsqueda de libertad del pueblo venezolano. ¿Qué era lo obvio para nosotros? Que este es un régimen despótico, que viola los principios básicos de la democracia, que no tiene palabra, etcétera, etcétera, etcétera. Pero eso no era obvio para el resto del mundo. Por eso era importante construir una ventana para que el mundo lo viera. ¿Qué vio el mundo en esas semanas, del 30 de octubre al 6 de diciembre? Vieron al gobierno no peleando con Chuo Torrralba. No. Lo vieron peleando con el Vaticano, llamando injerencista al papa Francisco, simplemente porque el Vaticano le dijo que cumpliera en la calle lo que había prometido en la mesa de diálogo. Eso no lo teníamos”, explicó.
Recordó que ese proceso de diálogo había recibido el respaldo del G-7, integrado por los siete países con las economías más desarrolladas del mundo; del Departamento de Estado de Estados Unidos, del Vaticano, del Parlamento Europeo, de prácticamente todas las organizaciones fundamentales de la comunidad internacional.
“Ante ese escenario fue que el gobierno puso la torta que puso”, aseguró.
Añadió que transcurridas esas semanas, la Unidad decidió no sentarse de nuevo en la mesa de diálogo y hoy está objetando el planteamiento que están haciendo los mediadores. “Por eso vamos a elaborar nuestro propio documento para plantearle a toda la comunidad internacional y a los facilitadores, cuáles son las demandas y las propuestas de la sociedad democrática venezolana para lograr el retorno de Venezuela a la democracia y la reconstrucción del hilo constitucional”, indicó.
El nuevo contexto internacional
El alto vocero de la Unidad refirió que lo hecho en el contexto de diálogo permite que hoy “estemos en un marco político internacional signado por las reiteradas denuncias de la comunicad internacional contra el carácter represivo y antidemocrático del régimen”, prosiguió.
En ese sentido subrayó el llamado hecho ayer por la Cámara del Congreso de Chile para activar la Carta Democrática Interamericana, con motivo de la detención y atropello del diputado Gilber Caro, y el pronunciamiento hecho antier por el Parlamento italiano en apoyo a la lucha de los venezolanos.
Torrealba también se refirió al comunicado emitido ayer por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el que se hizo un llamado a todos los Estados de la región para atender de manera humanitaria y solidaria la situación de los migrantes venezolanos, que, señaló Torrealba, “están escapando despavoridos no solamente de la represión sino del hambre y de la falta de oportunidades en nuestro país”.
El comunicado se refirió concretamente al caso de unos 450 migrantes venezolanos, entre ellos muchos indígenas de la etnia Warao, que fueron deportados de Brasil hacia Venezuela porque en su tránsito migratorio no cumplieron con los extremos de ley. “Pero no se trataba de un proceso normal, donde una persona realiza sus trámites para cambiar de residencia, sino que estamos en presencia de lo que la CIDH denomina una situación humanitaria grave”, explicó.
“A mí como venezolano, como padre, como maestro de escuela me duele esta situación. Venezuela siempre había sido, antes de esta desgracia llamada chavomadusrismo, un país receptor de migrantes”, recordó.
“Venezuela recibió con los brazos abiertos a los italianos, portugueses y españoles que vinieron huyendo de la hambruna de la postguerra europea. Después recibimos igualmente con los brazos abiertos a los uruguayos, argentinos y chilenos que venían escapando de las dictaduras sangrientas que asolaron al Cono Sur. Siempre estuvimos recibiendo a los ecuatorianos, a los peruanos, a los bolivianos, a los colombianos, a los caribeños que huían del hambre en sus países y venían a Venezuela a construir familia y a construir futuro”, agregó.
Señaló que es la primera vez en nuestra historia y en toda nuestra existencia como como República, que los venezolanos tienen que huir de su patria en búsqueda ya no solamente de democracia ni seguridad, sino en búsqueda de pan. “Ese es uno de los supuestos logros de este desgobierno mal llamado revolución”, apuntó, al tiempo que envió su palabra de agradecimiento a la CIDH.
“Hoy vivimos esta desgracia de tener más de dos millones y medio de venezolanos fuera de nuestras fronteras huyendo de la inseguridad, huyendo del hambre, huyendo de la falta de oportunidades, huyendo de la persecución política. Eso es una desgracia. Ese solo hecho es evidencia de una situación insostenible en un país que quisiera avanzar. Aquí hacemos falta todos, en especial esos dos millones y medio entre los cuales están los venezolanos mejor preparados”, dijo en otro punto de su reflexión.
“Venezuela tiene, como nación, una capacidad de recuperación extraordinaria. Venezuela puede transformarse en muy poco tiempo no solo en lo que ya antes fue, vanguardia de la modernidad en América Latina, sino que tenemos cómo y con qué construir una nación de primer mundo de la que nadie se quiera ir, sino una a la que todos quieran y puedan regresar. Pero eso pasa por la toma de decisiones como la que planteamos en este comunicado”, aseguró.
2017-01-26