Carlos Carreño Zabala
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La crisis que vive Venezuela actualmente ha llegado incluso a las aulas de clases, principalmente a las de instituciones de Educación Superior.
Estudiar en el país se ha convertido en una labor titánica. Algunos de quienes cursan carreras profesionales se las ingenian para seguir y graduarse, pero otros interrumpen su formación sin obtener el título ante lo adverso que les resulta el contexto criollo.
Este martes, al celebrarse el Día del Estudiante Universitario en Venezuela, uno de los temas que más genera preocupación es la deserción estudiantil que existe en los centros educativos tanto públicos como privados.
Drama. Las instituciones universitarias de la nación presentan “un rosario” de problemas que son, en su mayoría, un reflejo de la crisis socioeconómica y política del país. A la falta de presupuesto, deterioro de los servicios educativos, inseguridad, entre otros, se suma el hecho de que muchos alumnos no finalizan su preparación académica.
Un estudio realizado en 2016 por la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Simón Bolívar (USB) y la Universidad de Los Andes (ULA) reveló que en el país existe un alto nivel de abandono de los estudios superiores en los últimos años.
Según la investigación, en la USB en 2012 la matrícula era de 7.629 alumnos en las carreras largas y de 2.647 en las carreras cortas. En el año 2016, las matrículas fueron de 5.670 en las carreras largas y 2.550 en las carreras cortas, cerca de tres mil alumnos menos. En el caso de la ULA, entre los años 2012 y 2016, 35 mil estudiantes abandonaron las aulas. Según el estudio, entre 2 y 3 alumnos acuden diariamente a la oficina de Asuntos Estudiantiles a notificar su retiro.
Con respecto a la UCV, el Secretario de esa institución, Amalio Belmonte, señaló que la deserción es bastante amplia y la sitúa cercana al 60%. “De 100 estudiantes que son admitidos en la UCV, 50 no se inscriben. De los 50 que si se inscriben, 20 de ellos abandona los estudios y el resto son los que continúan”, explicó el también sociólogo. Un dato aportado desde la Organización de Bienestar Estudiantil de la UCV señala que al menos 10 estudiantes diariamente notifican su retiro de la institución ante este ente. En las universidades privadas, el porcentaje de renuncia de los alumnos puede rozar el 40%.
Sobre las causas del fenómeno de deserción, Belmonte afirmó que “hay factores socioeconómicos, como la imposibilidad de pagar el transporte, la alimentación o la residencia, que están impidiendo que los jóvenes venezolanos puedan concluir estudios universitarios”. En el caso de las universidades privadas, los altos costos de los semestres hacen que más de uno renuncie. Otra de las causas de deserción son las emigraciones, las cuales se han incrementado en el país.
Calidad en “terapia”. La preparación de los estudiantes que ingresan a realizar estudios sobre todo en las academias públicas del país es otro de los temas que generan debate actualmente.
Recientemente, la Universidad Simón Bolívar creó un plan de nivelación antes los pésimos resultados obtenidos por la mayoría de los estudiantes en una prueba de la cátedra Matemática I. La mitad de los reprobados no llegó ni siquiera a obtener 5 puntos en la evaluación cuya base era 30 puntos.
Según las autoridades de las universidades públicas, el método utilizado por el Sistema Nacional de Ingreso de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu), adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología y que asigna una cantidad importante de cupos tiene gran responsabilidad al respecto.
El Secretario de la UCV señala que los criterios que aplica la Opsu no son adecuados. “Se da prioridad al nivel socioeconómico de la persona en detrimento del promedio académico y eso crea problemas”, indica.
Belmonte sostiene que los aspirantes no están preparados, especialmente en áreas como Química, Física, Matemática y Biología porque no son dictadas debidamente en los liceos principalmente públicos. “Por eso, los alumnos que cursan materias afines a esos contenidos terminan desertando en los estudios universitarios”. La autoridad de la máxima casa de estudios del país argumentó que esa falta de criterio de la Opsu para conceder los cupos termina siendo un foco de deserción.
“De la gente que la Opsu nos manda, se inscriben 100 estudiantes, por ejemplo, y unos 70 abandonan los estudios universitarios”, ilustró Belmonte, quién acotó que la única Facultad de la Universidad Central de Venezuela que no presenta este problema es la Facultad de Medicina.
El aspecto socioeconómico parece ser un indicador que está desvinculado de la situación nacional. La Opsu asigna cupos a bachilleres de estratos socioeconómicos bajos y pertenecientes a regiones del país a los cuales se les imposibilita aprovechar sus cupos debido al alto costo de residencias, alimentación y transporte, solo por citar algunos. El resultado: muchos dejan las plazas UCVvacías.
Asimismo, los criterios de la Opsu generan otros inconvenientes, como el fenómeno de que muchos estudiantes con buenos promedios en bachillerato se queden sin cupo y tengan que “peregrinar” por diversas universidades nacionales para tratar de acceder a formación académica.