EFE
El auge de los populismos y el destape de los Papeles de Panamá han hecho repuntar la percepción de la corrupción a nivel global, según la ONG Transparencia Internacional (TI), que en su ránking global, presentado hoy, suspende al 69 % de los 176 países analizados.
Según el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI), Somalia y Sudán del Sur son los países más corruptos del mundo, con diez y once puntos respectivamente sobre un máximo de cien, mientras que en el otro extremo de la clasificación, con 90 puntos, se sitúan Nueva Zelanda y Dinamarca.
España mantiene sus 58 puntos del anterior informe, pero cae cinco puestos, hasta la posición 41ª, al ser superada por otros países con mejores notas.
La corrupción sistémica y la desigualdad económica y social se retroalimentan y forman "un circulo vicioso" que provoca "decepción" hacia la clase política y abona el terreno para el auge de los políticos populistas, denunció TI en un comunicado.
"Los populistas han detectado este problema muy bien", asegura a Efe Alejandro Salas, director de TI para las Américas, que cita como ejemplos al nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y al primer ministro húngaro, Viktor Orban.
Al poner en práctica su "populismo demagógico" y sus promesas de "devolver el poder a la gente" empiezan a "destruir o manipular" las instituciones democráticas, a "debilitar" las estructuras que ejercen de contrapesos en los Estados.
"Nosotros hemos comprobado que cuanto más débiles son las instituciones mayor es la corrupción. Y los populistas debilitan las instituciones", advierte Salas.
Daneses y somalíes "no son genéticamente distintos", recalca este experto para recordar que la clave está en la "institucionalidad democrática".
Los Papeles de Panamá, una enorme filtración periodística sobre tácticas fraudulentas de muchos famosos y políticos en paraísos fiscales, "no supusieron una sorpresa" pero fueron de "gran utilidad" para evidenciar "cómo funciona la corrupción apoyándose en el sistema financiero internacional", explica Salas.
Entre los mejor clasificados, tras Dinamarca y Nueva Zelanda, destacan los países nórdicos, con Finlandia con 89 puntos, Suecia (88), Suiza (86) y Noruega (85); seguidos por Singapur (84), Holanda (83), Canadá (82) y Alemania, Luxemburgo y Reino Unido, los tres con 81 puntos.
El vagón de cola, junto a Somalia y Sudán del Sur, está compuesto principalmente por países en guerra, estados fallidos y regímenes totalitarios: Corea del Norte obtiene 12 puntos, Siria (13), Yemen (14), Sudán (14), Libia (14) y Afganistán (15).
Entre las grandes potencias, EE.UU. alcanza la posición 18ª con 74 puntos; Francia, la 23ª, con 69; China, la 79ª con 40 puntos, empatada con India; y Rusia queda relegada a la 131ª posición, con 29 puntos.
España se queda con los 58 puntos sobre cien que obtuvo el año pasado, un mínimo histórico, y se sitúa, entre Costa Rica y Georgia, en la parte inferior de la tabla de los países europeos.
En América Latina, 11 países puntúan peor que el año pasado y cuatro mejoran sus resultados, mientras que otros cuatro se mantienen sin cambios.
Abriendo la clasificación regional se encuentra Uruguay con 71 puntos en la posición 21ª, seguido por Chile (24ª, 66 puntos), Costa Rica (41ª, 58 puntos), Cuba (60ª, 47 puntos), Brasil (79ª, 40 puntos), Panamá (87ª, 38 puntos), Colombia (90ª, 37 puntos) y Argentina (95ª, 36 puntos).
La tabla latinoamericana la cierran Venezuela (166ª posición, 17 puntos), Haití (159ª, 20 puntos), Guatemala (136ª, 28 puntos) y Paraguay, México y Honduras, compartiendo la 123ª posición, 30 puntos.
En medio quedan El Salvador (puesto 95º, con 36 puntos), Perú (101º, 35 puntos), Bolivia (113º, 33 puntos), República Dominicana (120ª, 31 puntos) y Ecuador (120º, 31 puntos).
En términos generales, este año fueron más los países en los que aumentó la percepción de la corrupción que las naciones que mejoraron su puntuación con respecto al año anterior, algo que -a juicio de TI- precisa de "medidas urgentes".
"No hay tiempo que perder. Es necesario combatir la corrupción con urgencia, para que mejore la vida de las personas en todo el mundo", expresó José Ugaz, presidente de TI.
A juicio de la ONG, la lucha contra la corrupción no se puede limitar a una batería de leyes, sino que precisa "reformas sistémicas profundas que puedan contrarrestar el creciente desequilibrio de poder y riqueza".
Estas reformas deben incluir la divulgación pública de los verdaderos titulares de sociedades mercantiles y sanciones para los profesionales que facilitan el fraude fiscal.
2017-01-25