Opinión

Por la Educación de Calidad… ¡Gracias a Dios!

por José Javier Salas José Javier Salas
2001 Online

Estimado lector, en la edición número 43 de esta columna y antes de tomar un receso vacacional, conviene echar un vistazo al año académico que recién finaliza para dar ¡Gracias a Dios!.

En esta oportunidad, evitaremos describir o señalar las debilidades, irregularidades y complejidades del mundo educativo venezolano, dedicaremos este artículo a la inmensa misericordia que recibimos de Dios y que muchísimas veces pasa desapercibida.

Movitos para decir: ¡Gracias a Dios!

Sin duda, Dios no nos ha abandonado, en nuestra plena y absoluta libertad se mantiene atento empeñado en ayudar y pasar desapercibido, la humildad le caracteriza, no le anima recibir reconocimientos o mostrarse como indispensable, alimenta nuestra percepción (errada) de autosuficiencia.

Aceptar que necesitamos de Dios no es una señal de baja autoestima, inseguridad, inconsistencia, irresponsabilidad o flojera; en lo más mínimo, sobre todo en el ámbito docente, encontramos en Dios, la fuerza y el entusiasmo para avanzar a pesar de todo.

La energía de ellos

Esa energía la tomamos de nuestros estudiantes, de algunos padres y representantes conscientes del sacrificio que se hace, del desprendimiento y entrega permanentes que mantienen en funcionamiento un sistema injusto que parece aprovecharse de nuestra buena fe.

Así tenemos en Dios nuestro medio y nuestro fin, nuestra vía y nuestro destino, que acompaña la ruta pesada y agotadora que impulsa la terquedad de mantenerse en ella a pesar de las dificultades.

Usualmente Dios se viste de desconocido que camina por la calle, de mantel que nos recuerda que no debemos tener miedo porque él está con nosotros, de profesor o maestro cercano, honesto y amable que sonríe mientras exige, que anima en las caídas, que promueve el ¡Sí se puede!. 

Dios opta por ser invisible ocultándose en cada uno de nosotros, sus mejores antifaces.

Dando lo mejor de cada quien

Todos los maestros, profesores, padres, representantes, equipos directivos, de gestión, incluso el personal administrativo y obrero que sostiene el sistema educativo venezolano ofreciendo lo mejor de sí a pesar de la adversidad somos las herramientas de Dios para cuidar a nuestros chamos.

¡Conviene felicitarnos por la tarea desempeñada! Terminó el 2022 – 2023. Somos coautores del mundo que Dios desea para nosotros, un mundo que está muy lejos del ideal divino, pero que consigue espacios para celebrar la vida, para levantar títulos y diplomas para aplaudir por el nivel superado.

Sin duda, el 2023 – 2024 será más complejo, será necesario abrazar el Magis de Ignacio de Loyola: no sólo para hacer más y mejor, sino para hacer las cosas de la mejor manera posible para mayor gloria de Dios.

Gracias por su disposición ayudar a Dios en esta tarea tan difícil. Felices Vacaciones.

Nos leemos en el mes de septiembre.

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