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JUEVES, 25 DE ABRIL DE 2024
Opinión

Yo vengo del mar

por Guillermo Tell Trocóniz Guillermo Tell Trocóniz
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Yo vengo del mar | Diario 2001
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Debe haber hecho mucho frío, el agua salada golpeaba en la cara, el viento helaba hasta los huesos, los llantos de los más pequeños, y el brinco de la rudimentaria embarcación que se dirigía a un lugar llamado Trinidad, donde habían dicho que estaba la mamá y el papá esperando, las preguntas me imagino serian muchas, los amiguitos, los juegos, los recuerdos, la historia se quedaba en la otra orilla ya lejana, ya invisible, solo el motor rompía el ruido de ese silencio que ofrece la incertidumbre, acompañada de alegría por el reencuentro y el miedo de no saber qué va a pasar. Así 16 chamos se habían embarcado en un viaje que no sé si sabían la magnitud del peligro, pero sobre todo, lo que les esperaba.

"Yo vengo del mar"

Al llegar a la orilla, al destino anhelado, los encuentros se convirtieron de inmediato en llantos desgarrados de dolor, de separación, “¡esos indeseables debía de regresar!” y así de nuevo en el mar  echados a su suerte.

¿Cómo se puede ser así de cruel? ¡Eran niños! Pero las autoridades decían que no podían aceptarlos porque sería el inicio de permitir la entrada de traficantes de armas, drogas y un largo etc. Sé que cada país tiene el derecho de dejar entrar o no a quien le parezca en su territorio, pero ese inmigrante o refugiado aún en su condición de ilegal, debe ser tratado respetando sus Derechos humanos y mucho más si son menores de edad.

Ahora bien, así como me indigna lo que ha hecho Trinidad y Tobago, también repudio la posición del gobierno de Venezuela, al momento de escribir esta nota, todavía no se había pronunciado sobre el caso, ¿dónde están los defensores de los DDHH del ejecutivo?

Aquellos que saltan (con razón) ante cualquier violación en Estados Unidos, Colombia, Brasil, ¿dónde están el Defensor del Pueblo, el Canciller y el Fiscal? ¿Dónde está el Embajador de Venezuela en Trinidad? Porque hasta dónde yo sé, él está para defender los intereses y proteger a los venezolanos en ese país, no solo para relaciones comerciales.

"Indeseables", esa fue la palabra que el ministro utilizo para hablar de nosotros, porque esos niños somos todos nosotros y aquí las instituciones no dicen nada, será porque tenemos alguna afinidad política con ese país, porque cuando los actos xenófobos en Perú se fijó posición, ¿usted se imagina que eso lo hubiese hecho Colombia?

Ya estarían enviando tanques a la frontera, pero no, aquí para el gobierno no pasó nada, y ya para la mayoría de las personas el efecto también pasó, ya hay otra noticia, ya otra cosa es tendencia, ya es más importante el vídeo de Winston.

Qué mal se deben de sentir esos niños, llegan a un lugar donde los echan, los insultan, los exponen a la muerte, por qué están saliendo de uno que no les ofrece futuro, ni alimentación, pero peor, los ignora en su desdicha. ¡Qué triste país es aquel que echa a unos niños al mar! Pero ¡que pobre país aquel, que se olvida y no es capaz de defender a sus hijos!

 ¡Sentimos dolor por la muerte de Maradona, se fue un revolucionario!

¿Y los niños?

¿Qué niños?

¡Los de Trinidad!

¡Tranquilo ya la gente se olvidó de eso!

Imagino en un futuro, cuando se le pregunten a uno de esos 16, ¿De dónde eres? El chamo diga: ¡de allá! ¿De Venezuela? ¡No señor allí tampoco me querían, yo vengo del mar!

Guillermo Tell Trocóniz

@gatotell

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