La campaña para elegir a quien suceda a Hugo Chávez en el cargo de presidente de Venezuela comienza oficialmente este martes y durará tan sólo diez días, la más corta. Por lo que se ha intuido en las últimas semanas, será una de las más agrias.
Los comicios se celebrarán el 14 de abril, en coincidencia con las fechas en que los chavistas conmemoran el regreso de su líder tras haber sido apartado del poder por el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
La oposición volverá a concurrir en torno a un único candidato, de nuevo Henrique Capriles, derrotado por Chávez en octubre pasado, para tratar de poner fin a 14 años de gobierno chavista en Venezuela.
BBC Mundo le presenta a continuación algunos de los elementos clave alrededor de los que girará la campaña.
CANDIDATOS
Pese a que oficialmente son siete candidatos, la disputa se la dirimirán el que fuera vicepresidente y después presidente encargado, Nicolás Maduro, y Henrique Capriles, gobernador de Miranda, que en octubre pasado cayó en los comicios frente a Chávez, fallecido el 5 de marzo.
En los días de precampaña ha quedado en evidencia que Maduro, que se ha dicho "apóstol de Chávez", busca mantener viva la memoria del difunto presidente para heredar su enorme tirón electoral.
Maduro ha buscado presentarse como la garantía de que sigan las políticas sociales impulsadas por Chávez ante el riesgo de que llegue al poder la "extrema derecha parasitaria".
Por su parte, Capriles ha tratado de minimizar la conexión de su contrincante con el presidente señalándolo como uno de los ministros que el propio Chávez acusaba de ineficientes y regañaba en público, así como atribuyéndole la responsabilidad de lo que ha dicho han sido los peores 100 días de gestión chavista.
Capriles se presenta como la única alternativa ante el enorme problema de inseguridad que padece el país, así como garante de la regeneración democrática y del impulso de la economía, manteniendo lo positivo de las políticas sociales chavistas.
ENCUESTAS
La mayoría de las encuestas han venido dando una cómoda ventaja a Maduro. La encuestadora GIS XXI, del exministro chavista Jesse Chacón, sitúa la intención de voto en 55% para Maduro y 44% para Capriles. No hay nada demasiado diferente del resultado de las presidenciales de octubre y el global de las estatales de diciembre: 55%-45%.
Otros sondeos son el de Hinterlaces, que da el mismo 55% a Maduro, pero la intención de voto de Capriles es menor, de un 35%. Datanálisis, por su parte, situó recientemente la intención de voto en 49%-34%, también a favor de Maduro.
Y mientras desde el oficialismo reproducen y reiteran los sondeos que consideran les benefician, desde la oposición desconfían de esos números por considerar que son una "foto de un instante" y que además padecen el tratarse de una imagen muy movida por lo mucho que ha cambiado el panorama con la enfermedad, muerte y sepelio de Chávez y la ascensión de Maduro.
Aunque por un momento pareció que podría llegar a haber un debate entre ambos, algo en lo que ha venido insistiendo Capriles, tal posibilidad se antoja cada vez más remota. Tampoco lo hubo en octubre pasado.
AGENDA
Conscientes de que se trata de dos de los problemas que más preocupan a los venezolanos, la criminalidad y el desabastecimiento son temas que han abordado ambos candidatos en sus actos de precampaña.
La agenda electoral volverá a tener como protagonista asuntos como la tasa de homicidios que, según el gobierno, es de 54 por cada 100.000 habitantes o 73 por cada 100.000, de acuerdo al Observatorio Venezolano de la Violencia.
Sin embargo, pareciera que no hablan de lo mismo o que, más bien, viven en mundos diferentes, pues la solución que ofrecen, y sobre todo su diagnóstico de las causas, no podrían ser más diferentes.
Para Capriles, la culpa es del gobierno, su ineficiencia y falta de voluntad política para atajar un problema que no ha hecho sino empeorar. Según Maduro, son los valores del capitalismo y los antivalores fomentados por los medios de comunicación privados.
El otro gran tema será la economía, que, como el resto de la política venezolana, sólo se entiende si se miran las dos caras. La que pone sobre la mesa la oposición: inflación por encima del 20%, desabastecimiento en los mercados también de 20% oficialmente aunque denuncian que es de un 38%, y todo en un contexto en que se ha desperdiciado años de altos precios del petróleo.
Ahora, si se atiende a los argumentos oficialistas: los problemas son culpa de "especuladores y acaparadores" y hay que resaltar que el índice Gini sitúa a Venezuela como el país menos desigual de la región, además que las cifras de Naciones Unidas indican que la pobreza extrema se ha reducido de forma drástica en los últimos años: del casi 30% de 2003 al 6% de 2012.
Según le dijo a BBC Mundo el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, Venezuela tiene problemas por ir "a contracorriente con una situación económica que es técnicamente un capitalismo rentista petrolero, que es peor que cualquier capitalismo, porque ni siquiera tenemos una burguesía productiva".
"Tenemos todos los elementos para conducir la economía porque tenemos el control de la industria petrolera", afirmó Ramírez, al tiempo que aseguró estar "tratando de superar el modelo rentista petrolero pero ahora no vamos a desechar la renta petrolera".
Para la oposición, el gobierno de Chávez ha desperdiciado una oportunidad histórica por los altos precios petroleros para dar un salto hacia adelante y ha sumido al país en una situación que pronto derivará en "estanflación", nulo crecimiento con alta inflación.
ABSTENCIÓN
La participación no es obligatoria en los comicios de Venezuela, con lo que la abstención es uno de los factores sobre los que teorizan los estrategas de ambas campañas.
La última reelección que ganó Hugo Chávez contó con más de un 80% de participación y se resolvió con un 55%-44% a su favor. Las regionales, con Chávez ya hospitalizado en La Habana, registraron una fuerte abstención: la participación no alcanzó el 54%, y se resolvieron con un margen global similar, aunque por estados supusieron una fuerte victoria chavista.
Desde la oposición la apuesta declarada está en conservar el 100% del voto de Capriles en octubre mientras confían en que Maduro pierda al menos un tercio de los que cosechó Chávez entonces.
"En las regionales la abstención fue pareja, pero la jugada es que sea dispareja. Esa es la única forma de alterar el juego", le dijo a BBC Mundo el politólogo Javier Corrales, especialista en asuntos latinoamericanos del Amherst College en EE.UU.
"Cómo convencer a los chavistas a no votar, es muy difícil porque están las patrullas", comentó Corrales en referencia a la movilización de miembros del oficialismo el día de la votación y su estrategia del 1 por 10, por el que cada uno se compromete a asegurarse que otros diez acudan a emitir su sufragio.
ÁRBITRO
Los venezolanos, sobre todo los afines al gobierno, presumen del mejor sistema electoral del mundo y, desde las instancias más representativas de la oposición, no parece ser algo que se cuestione. Es decir, son escasas las voces que ponen en duda que el resultado emitido por el Consejo Nacional Electoral (CNE) respeta la votación real.
Ahora bien, cómo se llega al día de la votación, eso sí que son numerosas las voces que denuncian desequilibrios y abusos de poder, incluso en el seno del árbitro electoral, uno de sus rectores.
El CNE está comandado por cinco rectores. El chavismo suele arremeter contra uno de ellos por verlo al servicio de la oposición, mientras las otras cuatro son constantemente denunciadas por su supuesto alineamiento oficialista. Entre ellas, la presidenta, Tibisay Lucena.
Si bien los cinco descartan que haya posibilidad de trucar las máquinas de votación para alterar el resultado, el rector Vicente Díaz ha denunciado que "desde el punto de vista político, la contienda electoral es totalmente injusta y abusiva"
"La injusticia electoral se combate a través del voto. Por la vía de la renovación de los poderes públicos", dijo recientemente, despertando la reacción del chavismo que lo acusó de ser un "alumno hipócrita" de la derecha, en palabras del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
VENTAJISMO
Como ha apuntado el politólogo Javier Corrales, en América Latina el titular del cargo parte con una ventaja tal que, de los 17 casos dados entre 1989 y 2011, el presidente tan sólo ha salido derrotado en dos ocasiones: el nicaragüense Daniel Ortega en 1990 e Hipólito Mejía, en República Dominicana 2004.
Corrales, que destaca en sus estudios que los 11 puntos por los que perdió Capriles en 2012 fue la menor desventaja ante un titular reelecto (su estudio parte de 1984), aclara que se refiere a la persona del presidente pues otro del mismo partido "sigue siendo probable que gane, pero no tanto".
Entre las explicaciones para el fenómeno que enuncia Corrales están los lazos afectivos que desarrollan los latinoamericanos hacia sus líderes –algo muy acusado en el caso de Chávez–, la tendencia a querer mantener la situación actual y evitar cambios bruscos, y el uso que el titular hace de los recursos del Estado.
En términos estrictos, Maduro no concurre a la reelección, ocupa el cargo de "encargado" por el fallecimiento de Chávez, quien ganó las elecciones en octubre y gozaba del amor fervoroso de sus seguidores en un régimen muy personalista.
Con lo que sí cuenta es con la ventaja de disponer de la maquinaria estatal, sobre todo de los medios de comunicación del Estado, una denuncia recurrente por parte de las filas opositoras, sobre todo en lo que respecta a las cadenas obligatorias de radio y televisión.
"Maduro no cuenta con la ventaja del titular en sentido de ser la misma persona. Sin embargo, se ha dedicado a ser campaña como el heredero de Chávez. Y además, el partido de gobierno de Venezuela tiene mayor beneficio que cualquier otra democracia porque tiene más discrecionalidad", le dijo Corrales a BBC Mundo.
Así que, está por ver si el por seis años canciller es capaz de materializar el endoso que le otorgó Chávez, quien en diciembre, antes de su última operación, le pidió a los suyos que votaran por él.
OPOSICIÓN
Capriles cosechó alrededor de 6,5 millones de votos el pasado octubre, un 44% de los sufragios. Con un porcentaje similar, en las regionales de diciembre las fuerzas antichavistas quedaron constreñidas a tres de las 23 gobernaciones.
Las fuerzas contrarias al chavismo parecían condenadas a seis años de travesía por el desierto, a la espera del resultado de las municipales (previstas para el mes de julio pero pospuestas).
Con la nueva convocatoria electoral, las fuerzas opositoras se encuentran con una oportunidad para desplazar al chavismo del poder. Aunque hay analistas que hablan de que el objetivo fundamental es volver a medir fuerzas, hacer que el resultado sea lo más estrecho posible.
Sin embargo, estas renovadas esperanzas se encuentran en las urnas con el recuerdo constante de su pasado, una baza que el oficialismo explota de manera recurrente.
Así, a Capriles lo persigue la actitud de los partidos que conforman el núcleo de la oposición durante la IV República (1961-1998), lo que hizo posible la llegada al poder de un outsider como fue Chávez.
Y más allá del comúnmente considerado el error estratégico de no haberse presentado a las elecciones legislativas de 2005, lo que de verdad persigue a Capriles es su actitud durante el golpe de Estado de 2002, cuyo aniversario coincide con los próximos comicios.
Con lo que el líder opositor, que busca explotar su imagen de hombre joven y moderado, es constantemente atacado por haber estado en la embajada cubana en 2002 durante el levantamiento contra Chávez.
Capriles, de nuevo convencido de sus posibilidades, no ha dejado de lado su discurso conciliador, aunque le apuesta a un discurso más agresivo contra Maduro y lo que considera un abuso de poder./BBCMUNDO