Dispuesto a hacer valer la última voluntad de su líder, el chavismo se movilizará el domingo para elegir a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, frente al opositor Henrique Capriles, fortalecido tras la campaña, pese a luchar contra la imagen casi religiosa y omnipresente del fallecido mandatario.
El sucesor de Hugo Chávez, que gobernará hasta 2019, se enfrentará al arduo desafío de una economía que comienza a hacer aguas y a una profunda polarización social, después de 14 años de poder indiscutido en manos de un líder tan carismático como controvertido.
Pero al margen de alguna oferta puntual, la frenética campaña electoral de ambos candidatos se ha movido en un plano emocional, con el presidente encargado arropado por el aura mística del fallecido mandatario y el líder opositor declarándose en una “cruzada entre el bien y el mal”.
Favorito en las encuestas, Maduro, que llegó a sus mitines conduciendo un autobús para recordar su profesión y origen trabajador, se apoya en la decisión más importante que tomó Chávez antes de morir, al pedir el voto por su delfín.
Aún consternados por su muerte el 5 de marzo de cáncer, sus seguidores prometen cumplir su deseo: “¡Chávez te lo juro, mi voto está en Maduro!”, corearon en los actos.
Junto a su esposa, Cilia Flores, una cara también conocida de la ‘revolución’ socialista, Maduro se declara ante los chavistas “hijo” y “apóstol” de su mentor y asegura que defenderá logros como la reducción de la pobreza, y añadirá otros, como acabar con la inseguridad, en un país con 16.000 homicidios en 2012, la mayor tasa de Suramérica.
El presidente interino, de 50 años, ha adoptado además de Chávez su verbo desafiante e implacable con la oposición, refiriéndose a Capriles como “burguesito” y “caprichito”.
“Maduro por sí mismo no ha ganado nuevos seguidores, aunque tampoco los ha buscado. No se presenta como un candidato, sino como un vehículo para votar por Chávez y su legado”, dice a la AFP el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León.
Prueba de ello, muchos chavistas que el domingo votarán por este exsindicalista advierten que no le extienden un cheque en blanco.
“Voy a votar por Maduro porque Chávez lo pidió. Es lo que la mayoría de nosotros vamos a hacer. Espero que siga con el legado que nuestro comandante nos dejó”, declara a la AFP Jumal Aponte, una ama de casa de 34 años de la barriada caraqueña de Petare.
Tras el luto, la brecha se acorta
Pero a medida que el luto ha ido remitiendo, la candidatura de Maduro “se ha debilitado”, si bien de forma “insuficiente” para revertir la tendencia. “El pico del que gozaba en el arranque, con el velorio de Chávez, era irreal”, dice León.
La divulgación de encuestas está prohibida esta semana en Venezuela.
Capriles también ha recorrido sin tregua el país y su discurso, breve, directo y más agresivo que nunca ha surtido efecto: el líder opositor “ha logrado remotivar a su gente” en la campaña, señala este analista.
“Si hubiesen preguntado hace 20 o 30 días atrás si esto era posible quizás muchos hubiesen dicho que no”, dijo Capriles ante una multitud que desbordó el jueves la ciudad noroccidental de Barquisimeto, en el cierre de su campaña.
Este abogado, de 40 años, gobernador de Miranda (norte), volcó todas sus fuerzas en desligar la figura del fallecido líder, de “Nicolás”, el “enchufado”, atacándolo frontalmente, una estrategia que eludió durante la campaña de octubre contra Chávez, contra quien perdió con 44% de los votos frente a 55%.
“Está atacando más. Se le ve más seguro y eso nos da esperanza”, resumió María Mendoza, una administradora de 59 años en Barquisimeto.
¿Fin del rentismo?
El próximo presidente tomará posesión el viernes 19 y su primer reto será enfrentarse a una economía al borde del colapso, después de años de ‘boom’ petrolero que permitió a Chávez costear las ‘misiones’ sociales para las clases populares.
Los analistas enumeran un cóctel explosivo: una producción en picada, escasez, inflación de 20% en 2012, sequía de divisas, todo ello combinado con un aparato público endeudado (déficit de 15% del PIB) y un precio del barril de crudo estancado en unos 100 dólares.
“El barril de petróleo se ha convertido en gasto público, pese a los máximos ingresos del Estado”, explica Agustín Blanco, historiador y autor del libro sobre Chávez “Habla el comandante”.
Con unos seis millones de beneficiarios de las misiones y tres millones de pensionados – casi el 30% de la población – Blanco estima imperioso un giro radical.
“Hay que poner a todos los venezolanos a producir”, pero ambos candidatos “siguen la misma política rentista: yo voy a repartir más que tú”, lamenta, temiendo “el mayor hundimiento económico de los últimos 50 años”.
Tensión electoral
Casi 19 millones de venezolanos están llamados a votar en el marco del despliegue de 140.000 miembros de las fuerzas del orden.
El oficialismo ha acusado a la oposición de tratar de desestabilizar el país – incluso con planes para matar a Maduro – y desconocer los resultados electorales, mientras Capriles se ha mostrado receloso de la imparcialidad del órgano electoral.
Los resultados que da el Consejo Nacional Electoral son la expresión “fidedigna de la voluntad de los electores”, defendió en una entrevista con la AFP su presidenta, Tibisay Lucena.
“Este es un pueblo pacífico, de profunda vocación democrática (…) Nuestras diferencias las resolvemos a través del voto”, garantizó./AFP