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Asesinó a puñaladas a su madre adoptiva

Jueves, 16 de marzo de 2017 a las 08:00 pm
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Erick S. González C. 

A las 10:25 de la noche del jueves, el cadáver de Carmen Dolores Hernández Martínez, de 70 años de edad, fue hallado dentro de su apartamento en la torre 2-B, del Complejo Residencial El Samán, ubicado en Valle Abajo, Los Símbolos, municipio Libertador.

“Los vecinos de la señora comenzaron a notar un olor putrefacto proveniente del apartamento, hasta que tuvieron que llamar a la policía para que fueran a averiguar”, sostuvo Bianca Manrique, delegada de la junta del condominio en el urbanismo.

Según la información policial, la señora Hernández falleció debido a múltiples puñaladas. El cuerpo tenía alrededor de seis días dentro del apartamento.

Vecinos de la comunidad señalaron que el culpable de la muerte de la septuagenaria fue su hijo adoptivo Jesús Hernández, de 22 años de edad. Esa misma noche fue detenido por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), debido a que confesó su crimen.
Se conoció que el joven tenía problemas de drogas y trastornos mentales.

Una vida difícil. Carmen Hernández era jubilada de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en el área de administración. Hace 22 años adoptó a Jesús, cuando era un bebé de 5 días de nacido, pero desde pequeño tuvo una vida difícil.

La madre biológica del niño -según relató una de sus vecinas- era drogadicta, por lo que abandonó al muchacho. Desde sus primeros años de vida tuvo muchos problemas de adaptación tanto en el colegio como en su comunidad.

“El niño sufría por el bullying (acoso) por los compañeros de la comunidad, quienes le colocaron el apodo de ‘Jesús loco’. Además, su madre adoptiva siempre lo comparaba con los demás niños, eso le tuvo que haber afectado en gran medida”, señaló Rosa Vivas, trabajadora de la residencia de la Torre A-1 y amiga de la difunta.

“A Jesús lo llegaron a internar en un centro de rehabilitación de drogas ‘Hogares Crea’, de donde salió a principios del año. Actualmente no vivía en las residencias, solo iba y venía de vez en cuando, pero lo peor era el maltrato psicológico que le tenía a su propia madre adoptiva, quien era muy reservada”, aseguró una allegada que pidió no ser identificada.