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Cuando un joven decide alistarse en la policía sabe que en algún momento tendrá que desenfundar su arma y enfrentarse al hampa.
Sin embargo, cuando los antisociales son mayor en número y están mejor armados, quien trabaja como guardián de los ciudadanos se convierte en víctima y su panorama cambia.
En lo que va de año al menos 47 efectivos han sido asesinados tan solo en la Gran Caracas. Militares, expolicías, escoltas y funcionarios del Cicpc, también son blanco de los delincuentes.
“Trabajamos con la protección de Dios y la Virgen. Tengo que ir a trabajar por mi familia, por mi país porque no es que yo voy a trabajar porque gano mucho, yo trabajo y me gusta ser policía porque quiero un mejor país para mis hijos. A mí me gustaría salir con mis hijos un día sin el temor de que nos vayan a robar o a matar”, dijo un oficial jefe de PoliSucre, que prefirió el anonimato.
Cuestiona que en los barrios los delincuentes tengan armas de guerra como rifles A.3, rifle 762 y el R15, utilizados por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) y que ellos solo tengan acceso a pistolas 9mm. Afirma que así se quedan cortos.
El PoliCaracas X (letra utilizada para resguardar su identidad), confirma que en lo que va de año han matado a cuatro de sus compañeros y a la mayoría les han quitado el arma o la moto.
Admite que tanto para él como para el resto de sus colegas de los distintos cuerpos policiales, meterse en los barrios “es un miedo siempre presente” porque allí las reglas son otras, por lo que instruyen a los más nuevos a que se cuiden, que vayan en grupos de más de cuatro efectivos para verificar procedimientos y eviten estar de noche en ciertas zonas.
“Tú no puedes mandar a un funcionario de una policía municipal o de la misma PNB con una pistola glock a entrar a El Valle parte alta, donde tienen puros fusiles y son mínimo 70 muchachos, entre 19 y 23 años, con armas largas y drogados con ropinol. Y es muy difícil mandar a 20 policías”, explica.
Para este funcionario “el hampa se unió. Ellos (los antisociales) parece que están trabajando coordinadamente y nosotros no”.
Opinión similar tiene el PoliSucre, quien desestima que los victimarios sean paramilitares, como lo afirmó el Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Gustavo González López.
“Esto es hampa común, esto no es paramilitarismo, no es un plan perverso, es hampa común que se está organizando para aniquilar a la policía”, sentencia.
Apunta que hay planes que no han funcionado como se esperaba. “Uno no sabe si llaman a esos números de los cuadrantes y lo llaman a uno es para emboscarlo, como ha pasado ya en diferentes oportunidades”, comenta.
Ambos oficiales aseveran que es tiempo para que los cuerpos de seguridad se unan, pero también exigen contar con el respaldo de los poderes públicos.
“Los grupos comando que tienen guardados, que los manden para la calle, a los cerros, a allanar casas. ¿Pero después que pasa? Llega un funcionario, allana una casa, encuentra a un malandro con un fusil, se enfrentan, cae el malandro y meten preso al policía. Tiene que haber un apoyo del Estado, que se apoye al funcionario que tiene las bolas de meterse para estos cerros”, asevera el PoliCaracas.
Por su parte, el policía del Municipio Sucre, sostiene que el Ejecutivo Nacional debe declarar emergencia en materia de seguridad, insta a que el Poder Legislativo cree o reforme leyes que respalden a los uniformados y que “los jueces y los fiscales sean efectivos en su trabajo”.
Por su parte, el Comisionado Einer Giulliani, perteneciente a PoliChacao, suma que muchos policías viven en barrios lo que no les permite actuar y los vuelve blancos fáciles de identificar por los maleantes.
Sugiere al gobierno central que cree “con urgencia” un plan en la Misión Vivienda para que estos puedan salir de las zonas rojas o brindarles posibilidades para que puedan mudarse.
2015-04-21