Jesús Gambús| Armando Altuve| Erick s. González
El temor se trasformó en valentía cuando los habitantes del pueblo de Tumeremo, al sur del estado Bolívar, decidieron denunciar la desaparición de sus seres queridos.
En sus palabras, los sobrevivientes de una eventual "masacre" ocurrida en la mina Atenas, durante la mañana del viernes 4 de marzo, temen por sus vidas, porque los delincuentes que los tenían secuestrados les quitaron las cédulas, después de liberarlos en el pueblo a las 8:00 de la noche de ese día. Sin embargo, prefirieron no solicitar la protección por parte de las autoridades por "no confiar en ellas".
El padre de uno de los desaparecidos destacó que los sucesos comenzaron a las 7:00 de la mañana en una alcabala localizada a 100 metros de la mina Atenas. Destacó que alrededor de las 8:00 de la noche liberaron a los sobrevivientes.
"En la alcabala había cerca de 600 mineros detenidos. Los delincuentes poseían armas militares largas, junto a ‘policías’ adscritos al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), y del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), que también estaban involucrados en el asesinato de los 28 mineros. Les preguntaban a los secuestrados nombres y detalles, y dependiendo de la respuesta los masacraban", relató el padre, quien no indicó su nombre por temor a ser atacado.
El hombre detalló, en base a las declaraciones que hizo un amigo de su hijo fallecido, sobreviviente de la masacre, que el criminal identificado como "el Topo", tenía chaleco antibalas y una gorra de la policía científica, razón por la cual involucró a los presuntos policías en el crimen.
Agregó que los sobrevivientes detallaron que los supuestos oficiales limpiaron la escena del crimen, por lo que los efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) no encontraron indicios de la masacre.
La fuente aseguró que obligaron a las víctimas a subir los cadáveres en un camión volteo con el que los trasladaron hasta Nuevo Callao, zona controlada por "el Topo", para dejarlos en un pozo conocido como "El hueco de la muerte".
El padre explicó que el domingo 6 de marzo, en la noche, fue a la sede del Ministerio Público de Tumeremo, pero no hizo denuncias por la seguridad de los testigos. "Las órdenes no fueron entregadas a la Fiscalía porque aquellos efectivos les iban a dar los nombres y direcciones a oficiales de la GNB involucrados también en los hechos. No confiamos en ellos", recalcó.
Un allegado a los hermanos José Armando, Néstor y José Ángel Ruiz, tres de los 28 mineros, comentó al Diario 2001 que sus familiares pedían la entrega de los cuerpos. Precisó que los tres hombres salieron de la mina Atenas, donde laboran cerca de 500 mineros, a comprar alimentos.
"Nosotros no queremos denunciar, solo queremos saber donde están los cuerpos para enterrarlos", comentó el pariente, quien relató que los hermanos Ruiz tenían años laborando en la mina Atenas y pagaban al "sindicato" 15% del oro que recolectaban. "Jamás habíamos recibido amenazas por parte de grupos hamponiles", resaltó.
2016-03-08