El magnate ruso Boris Berezovsky, que abandonó su país como exiliado político después de amargas desavenencias con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue hallado muerto el sábado en el sudeste de Inglaterra. Tenía 67 años.
La policía del valle del Támesis dijo que su muerte era considerada como inexplicable. No le identificaron directamente. Cuando se les preguntó por su nombre, se limitaron a dar lectura a una declaración que indicaba que investigaban la muerte de un hombre de 67 años en Ascot, un pueblo situado a 40 kilómetros (25 millas) al oeste de Londres.
Berezovsky era un matemático que se dedicó a la venta de vehículos Mercedes y amasó una gran fortuna durante la caótica etapa de privatización de los bienes estatales a principios de la década de 1990. A cambio de dar respaldo al presidente Boris Yeltsin, obtuvo influencia política y oportunidades para comprar bienes del estado a precios de ganga.
Empero el otrora poderoso magnate allegado al Kremlin cayó en desgracia con Putin y buscó asilo político en Gran Bretaña a principios de la década del 2000. Gran Bretaña fue su lugar de residencia desde entonces.
Un tribunal ordenó en un fallo que el empresario exiliado debería pagar 35 millones de libras esterlinas (53.3 millones de dólares) en gastos legales a su compatriota ruso Roman Abramovich después de haber perdido una batalla legal contra el multimillonario, propietario del club inglés de fútbol Chelsea.
Berezovsky acusó a Abramovich de haberse valido de subterfugios para arrebatarle sus acciones del grupo petrolero Sibneft, alegando que se valió del chantaje para que vendiera su considerable parte por debajo de su valor después de haber perdido el respaldo de Putin. Pero un juez desechó su caso en agosto, señalando que Berezovsky era un testigo deshonesto y carente de credibilidad./AP