Aunque no lo creas, la pasta y el arroz cocidos pueden descomponerse rápidamente si no se almacenan correctamente. Una vez cocinados, deben refrigerarse en un plazo máximo de dos horas para evitar el crecimiento de bacterias como Bacillus cereus, que puede sobrevivir a la cocción y proliferar a temperatura ambiente.
Esta bacteria produce toxinas que pueden causar intoxicación alimentaria, con síntomas como vómito y diarrea. La intoxicación puede ocurrir si el alimento se deja fuera por más de 4-6 horas. En el refrigerador, tanto el arroz como la pasta cocidos duran entre 3 y 5 días.
Recalentar no destruye completamente las toxinas si ya se han producido. Según la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido, es crucial enfriar y almacenar adecuadamente estos alimentos para prevenir riesgos sanitarios.
¿Cómo almacenarlos correctamente?
Estos dos alimentos son pilares de nuestra dieta diaria, pero su conservación puede acarrear riesgos silenciosos si no se hace correctamente. Según el nutricionista Miguel Assal, dejar estos alimentos a temperatura ambiente (más de 15 °C) por más de una hora fomenta la proliferación de Bacillus cereus, una bacteria resistente al calor que no se elimina ni siquiera tras recalentar la comida.
Recalentar no es suficiente, las toxinas que genera esta bacteria permanecen activas y pueden causar intoxicaciones gastrointestinales graves, incluso vómitos y diarrea.
Expertos en tecnología de alimentos como Mario Sánchez Rosagro coinciden en que la conservación segura de pasta y arroz cocidos no debe exceder las 24 horas en el frigorífico. Después de ese plazo, el riesgo de ingestión de toxinas aumenta significativamente, aunque el alimento parezca estar en buen estado.
Pasos para conservarlos bien
- Reparte la comida en recipientes planos y poco profundos, lo que facilita el enfriamiento rápido.
- Lleva el arroz o pasta al refrigerador antes de una hora desde su cocción.
- No recalientes varias veces, solo una ocasión y bien caliente.
- Si no vas a consumirlos pronto, congéla los restos en envases herméticos. De este modo evitas el crecimiento bacteriano y mantienes la calidad por más tiempo.
Además, enfriar el arroz y la pasta transformándolos en almidón resistente puede tener beneficios metabólicos, pero sólo si se cumple con las precauciones de conservación, ya que los ciclos repetidos de calentamiento y enfriamiento pueden favorecer la germinación del B. cereus.
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