Muchas veces nos sentamos frente al televisor porque buscamos descanso después de un día cargado de actividades. El televisor ofrece entretenimiento inmediato, compañía y la posibilidad de desconectarnos de preocupaciones cotidianas. También lo utilizamos para informarnos de lo que ocurre en el mundo o para compartir momentos en familia viendo programas o películas.
Sin embargo, pasar demasiado tiempo frente a la pantalla puede tener consecuencias negativas. El sedentarismo que genera está relacionado con problemas de salud como obesidad, cansancio visual o dolores musculares. Además, la exposición excesiva a ciertos contenidos puede influir en nuestro estado de ánimo, generar ansiedad o incluso alterar la calidad del sueño.
Ver televisión de manera prolongada también puede reducir el tiempo que dedicamos a otras actividades enriquecedoras, como leer, conversar o practicar ejercicio. Por eso, es importante encontrar un equilibrio y usarla de forma consciente y moderada.
¿Por qué no debemos sentarnos frente al TV?
El doctor Manuel Sans Segarra es médico y cirujano, reconocido especialmente por sus ideas sobre salud integral, mente y “supraconsciencia”, y hoy difunde mensajes sobre cómo cuerpo y mente están conectados.
Su afirmación central es que “lo peor que puede hacer un ser humano es sentarse delante de la televisión y tragarse lo que sea”.
Con esto quiere decir que permanecer pasivo frente a la pantalla, sin esfuerzo mental ni crítica, tiene efectos negativos para la mente.
Él advierte varios daños:
- Al estar mucho tiempo sentado frente al televisor, nuestra memoria se debilita, pues dejamos de usarla y ejercitarla.
- Se reduce la irrigación sanguínea al cerebro, lo cual frena la actividad neuronal y puede provocar que el pensamiento sea más lento.
- Esto promueve una especie de “apagar” de la mente: dejamos de innovar, de aprender cosas nuevas, de ejercitar la creatividad.
- También sugiere que esto es parte del sedentarismo extremo que daña no sólo al cerebro, sino al cuerpo en general: metabolismo, corazón, músculos, etc.
Para combatir esos efectos, el doctor propone tres pilares básicos:
- Vida sana: alimentación equilibrada y actividad física regular.
- Actividad intelectual constante: leer, memorizar, aprender cosas nuevas, no caer en la rutina mental.
- Relación social: conversar, intercambiar ideas, vincularse con otros, porque ese “intercambio energético” estimula nuestras capacidades mentales.
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