La salud de un bebé es sumamente frágil, especialmente durante los primeros meses de vida. Su sistema inmunológico aún está en desarrollo y su piel es mucho más delgada y sensible que la de un adulto, lo que la hace vulnerable a irritaciones, alergias o absorción excesiva de sustancias.
Por esta razón, cualquier producto que se aplique debe ser cuidadosamente seleccionado y, de ser posible, indicado por un pediatra. En general, se recomienda evitar el uso de cremas, lociones o productos cosméticos durante los primeros meses, salvo los específicamente diseñados para recién nacidos.
A partir de los seis meses, la piel del bebé comienza a fortalecerse y es más seguro aplicar cremas hipoalergénicas, sin fragancias ni químicos agresivos, siempre en pequeñas cantidades y observando cualquier reacción.
Antes de esa edad, lo ideal es limitarse a aceites naturales y baños suaves, priorizando siempre la seguridad y el cuidado preventivo. Pero, aunque no lo creas, esto no solo a productos usados en bebés, sino que algunos productos usados por los adultos también pueden afectar negativamente en el infante.
¡Cuidad con este tratamiento en adultos!
El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) emitió el pasado 1 de agosto una alerta sanitaria importante sobre el uso tópico de Minoxidil por parte de adultos calvos. Esto puede exponer involuntariamente a los bebés, provocándoles hipertricosis, es decir, un crecimiento excesivo y anormal de vello en zonas del cuerpo poco habituales para su edad.
Este fenómeno ha sido descrito como el “síndrome del hombre lobo”. Se ha observado en lactantes que entraron en contacto piel a piel con zonas tratadas con Minoxidil por parte de sus cuidadores adultos. La transferencia del medicamento puede suceder de modo directo, a través del tacto, o indirecto, si el bebé chupa áreas donde se aplicó la loción. En Europa, un total de 11 casos similares fueron reportados. Tras suspender la exposición, el vello excesivo desapareció gradualmente.
El mecanismo sugerido es doble. En bebés, la piel es más permeable y su superficie corporal en relación al peso facilita una mayor absorción sistémica. Además, el contacto directo o la ingesta oral accidental (como chupar el área de aplicación) incrementan este riesgo.
Para prevenir este riesgo, el Invima recomienda extremar precauciones como aplicar Minoxidil solo bajo prescripción médica, lavarse cuidadosamente las manos tras su uso, evitar el contacto con bebés y mantener el producto fuera del alcance de los niños.
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