Las legumbres, como frijoles, lentejas y garbanzos, son ricas en fibra, proteínas y nutrientes, pero pueden causar problemas estomacales en algunas personas. Contienen oligosacáridos, carbohidratos que el intestino delgado no digiere fácilmente y que fermentan en el colon, produciendo gases.
Además, su alto contenido en fibra puede generar hinchazón o malestar si no se está acostumbrado. Las lectinas y fitatos presentes también pueden dificultar la digestión.
Solución a los problemas estomacales
Con un simple y sencillo truco culinario, como incorporar una o dos cucharadas de vinagre de manzana por litro de agua al cocinar tus legumbres, aportarás múltiples beneficios tanto en la textura como en el aprovechamiento nutricional del alimento.
En primer lugar, la acidez del vinagre contribuye a que la piel de las legumbres mantenga su firmeza durante la cocción, evitando que los granos se rompan o se deshagan con facilidad. Este efecto resulta especialmente útil si se cocinan grandes cantidades o se busca una presentación atractiva, además de ayudar a preservar la textura al refrigerar.
El ácido acético presente en el vinagre puede estimular la producción de ácido estomacal, lo que facilita la descomposición de las legumbres. Esto es particularmente relevante para combatir los oligosacáridos, mejorando así la digestión.
Otro beneficio destacado es la mejora en la absorción de nutrientes, especialmente del hierro vegetal. Medios especializados como Healthline y la Harvard T.H. Chan School of Public Health señalan que el vinagre de manzana puede potenciar la captación del hierro que aportan las legumbres, sin alterar ni su sabor ni su valor nutricional.
Además, el vinagre realza el sabor del plato sin necesidad de añadir sal en exceso y actúa como conservante natural, prolongando la duración de las preparaciones al conservarse en la heladera.
¿Cómo usarlo?
Para aprovechar todos estos beneficios, se aconseja añadir el vinagre cuando el agua ya esté caliente y los granos empiecen a ablandarse, pero antes de que estén completamente cocidos. Añadir el vinagre desde el principio puede ralentizar la cocción inicial.
En caso de no disponer de vinagre de manzana, el vinagre de arroz es una excelente alternativa, por su sabor suave y por también favorecer la conservación de la textura.
No obstante, se debe utilizar con moderación ya que el exceso de vinagre, especialmente si se ingiere directamente o en grandes cantidades, puede producir efectos adversos como erosión del esmalte dental, irritación de la garganta, molestias gástricas, descenso de potasio o complicaciones en personas con úlceras estomacales.
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