Un importante estudio liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de España ha descubierto una conexión sorprendente entre la aterosclerosis, una enfermedad que estrecha las arterias y causa infartos, y un compuesto producido por las bacterias del intestino.
El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Nature, podría cambiar la forma en que se diagnostica y trata esta enfermedad.
¿Qué es la aterosclerosis?
Las enfermedades del corazón son la principal causa de muerte en todo el mundo, y muchas de ellas comienzan con la aterosclerosis. Esta condición hace que las arterias se vuelvan más duras y estrechas debido a la acumulación de grasa y colesterol. Aunque se conocen factores de riesgo como la hipertensión y el colesterol alto, a menudo la enfermedad avanza sin ser detectada a tiempo.
El descubrimiento: Un marcador temprano
Los investigadores, con el apoyo de la Fundación "la Caixa", han identificado un nuevo actor en este proceso: el propionato de imidazol (ImP). Este es un metabolito, producido por las bacterias que viven en nuestro intestino.
El estudio reveló que las personas con signos de aterosclerosis activa tenían niveles elevados de ImP en la sangre, incluso en etapas tempranas de la enfermedad.
Este hallazgo es muy importante porque detectar el ImP en la sangre es mucho más sencillo y económico que las pruebas de imagen avanzadas que se usan actualmente. Esto significa que, en el futuro, podríamos identificar a personas en riesgo de aterosclerosis de forma más rápida y accesible, permitiendo un tratamiento temprano y efectivo.
Más que un marcador: Una causa
El estudio no solo encontró una relación, sino que también demostró que el ImP es un agente causal de la aterosclerosis. Los investigadores descubrieron que este metabolito activa un receptor específico llamado I1R, lo que desencadena una inflamación en todo el cuerpo que contribuye al desarrollo de las placas en las arterias.
Con este hallazgo, los científicos están explorando la posibilidad de desarrollar medicamentos que bloqueen el receptor I1R para contrarrestar los efectos dañinos del ImP. Se cree que combinar este enfoque con los tratamientos tradicionales para el colesterol podría tener un efecto sinérgico, es decir, mucho más potente, para prevenir y tratar la enfermedad.
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