La glucosa en sangre es el principal tipo de azúcar que circula en nuestro organismo y constituye la fuente de energía más importante para las células. Proviene de los alimentos que contienen carbohidratos y se transporta por la sangre hacia las células, donde se utiliza para producir energía.
El organismo regula sus niveles principalmente mediante la insulina, una hormona producida por el páncreas. Mantener la glucosa en rangos saludables es fundamental, ya que niveles demasiado altos o bajos pueden afectar el funcionamiento de órganos vitales y, a largo plazo, provocar complicaciones como daños en nervios, riñones, ojos y corazón.
Un control adecuado de la glucosa ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2 y Alzheimer, o a manejarlos de forma efectiva, reduciendo riesgos de complicaciones.
Impacto del azúcar en el cerebro
El consumo excesivo de azúcar tiene múltiples efectos negativos en el cerebro, especialmente en relación con el Alzheimer. La alta ingesta provoca picos de insulina, estrés oxidativo e inflamación, factores que favorecen el deterioro cognitivo y afectan la salud cerebral a largo plazo.
En un estudio en Estados Unidos con 789 pacientes, quienes ingerían más azúcar presentaban el doble de probabilidad de demencia, mientras que otro seguimiento de casi 38 mil mujeres reveló que cada cucharada extra diaria (aproximadamente 10 g) aumentaba el riesgo de Alzheimer en un 20 %.
Dietas ricas en azúcar predisponen a la diabetes tipo 2 y resistencia a la insulina, condiciones que duplican el riesgo de Alzheimer y pueden comenzar a dañar el cerebro décadas antes.
A nivel cerebral, modelos animales han demostrado que el exceso de azúcar incrementa la producción de beta-amiloide, proteína tóxica asociada a las placas del Alzheimer. En seres humanos, el consumo habitual de bebidas azucaradas, sobre todo zumos de frutas, se ha vinculado con hipocampos más pequeños, menor volumen cerebral y daño a la memoria episódica. Por tanto, reducir el azúcar no es solo una cuestión de salud metabólica, sino también de salud cerebral.
La Organización Mundial de la Salud aconseja limitar los azúcares libres al 10 % de la ingesta calórica, unos 40–50 g/día en una dieta de 2 mil kcal, mientras que la Asociación Americana del Corazón recomienda no sobrepasar los 36 g/día para hombres y 25 g/día para mujeres.
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