Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard logró un avance histórico: descifrar el “diálogo interno” del cerebro (el habla que no se pronuncia en voz alta) y convertirlo en palabras.
El proyecto fue liderado por los científicos Daniel Rubin, Ziv Williams y Leigh Hochberg, en colaboración con BrainGate y el Hospital General de Massachusetts. Hasta ahora, las interfaces cerebro-computadora (BCI) se habían empleado para permitir que personas con parálisis controlaran dispositivos o “escribieran” mediante señales mentales. Pero esta investigación va un paso más allá: busca traducir pensamientos internos en lenguaje audible o escrito.
¿Cómo funciona la técnica?
Los investigadores implantaron matrices de electrodos en la corteza motora del cerebro de los participantes. Esos electrodos captan señales eléctricas relacionadas con la actividad de músculos del habla, como mandíbula, lengua o labios, incluso cuando la persona no mueve esos órganos.
Luego, algoritmos de aprendizaje automático analizan esas señales y reconstruyen las palabras más probables basándose en un repertorio de 39 fonemas del inglés. Un ejemplo citado por el equipo: si los patrones cerebrales detectados coinciden con sonidos “P” y “RR”, el sistema podría inferir que la palabra pensada es “perro”.
En otro experimento, los voluntarios imaginaron números del uno al cinco en su mente, y el sistema logró decodificarlos correctamente, lo que demuestra que se pueden identificar pensamientos numéricos simples sin que la persona intente pronunciarlos en voz alta.
Retos y limitaciones actuales
Aunque es una hazaña tecnológica, aún quedan muchos desafíos. El sistema resulta menos preciso cuando los pensamientos no siguen una estructura lingüística clara, cuando son recuerdos, imágenes o estímulos sensoriales.
Daniel Rubin señala que la forma en que cada persona piensa es diferente: algunos tienen monólogos internos, otros visualizan imágenes o emplean lenguaje de señas mental.
Además, el modelo actual está limitado al idioma (en este caso, el inglés) y a pensamientos con una estructura verbal reconocible. Decodificar pensamientos más complejos, no verbales o altamente personales sigue siendo un reto.
Impacto humano y perspectivas
El potencial social de esta tecnología es enorme. Dos de los cuatro participantes ya usan la interfaz como su principal vía de comunicación, lo que mejora su autonomía y calidad de vida.
En el futuro, los investigadores planean implantes con mayor densidad de electrodos que capten señales más finas, para lograr una conversión más fluida entre pensamiento y palabra.
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