La enfermedad de Crohn es un problema de salud que afecta al sistema digestivo, especialmente al intestino. Es una condición de tipo inflamatorio crónico, lo que significa que provoca irritación e hinchazón que puede durar mucho tiempo o aparecer en brotes. No siempre se sabe la causa exacta, pero se cree que el sistema de defensa del cuerpo reacciona de manera exagerada y ataca por error al propio intestino.
Los síntomas más comunes de la enfermedad son dolor abdominal, diarrea frecuente, cansancio extremo, pérdida de peso y, a veces, fiebre. Algunas personas también presentan llagas en la boca o problemas en la piel y las articulaciones.
Aunque no tiene cura definitiva, existen tratamientos con medicamentos, cambios en la alimentación y, en algunos casos, cirugía, que ayudan a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Grasa y enfermedad de Crohn
Al referirnos a la enfermedad de Crohn, a veces la grasa que está justo al lado del intestino reacciona a la inflamación, engrosándose, volviéndose rígida y envolviendo el intestino. Esa grasa anómala es lo que llaman “creeping fat”.
En este sentido, la Universidad de Stanford ha descubierto varios avances sobre esta grasa acumulada y el efecto en el desarrollo de Crohn.
1. No es solo una consecuencia, sino que empeora la enfermedad.
Esa grasa no es inocua: no solo aparece cuando hay inflamación, sino que de hecho contribuye a que se formen cicatrices dentro del intestino, lo que empeora la enfermedad.
2. Cómo lo hace: los fibroblastos
En la grasa invasora hay unas células llamadas fibroblastos. Estas células tienen la capacidad de producir tejido conectivo, es decir, las fibras de colágeno y otras cosas que forman cicatrices.
3. Inflamación y tensión mecánica es igual a más daño
Los científicos vieron que cuando el intestino está inflamado y además sufre estiramiento o presión, esa tensión mecánica “activa” a los fibroblastos que hay en la grasa invasora. Esos fibroblastos responden produciendo más tejido cicatricial, lo que estrecha el intestino.
4. Ensayos en ratones y humanos
El equipo comparó muestras de intestino y de esa grasa de personas con Crohn que habían sido operadas, con modelos de ratón que reproducen la enfermedad. En ambos casos, los fibroblastos de la grasa reaccionan de forma similar: se activan por la inflamación y por la tensión, y luego generan el tejido de cicatriz.
Importancia del descubrimiento
Hasta ahora los tratamientos para Crohn están muy centrados en reducir la inflamación. Pero aunque controles la inflamación, puede que la grasa invasora ya esté preparada para hacer daño si la tensión mecánica entra en juego.
El estudio también identificó rutas moleculares concretas, por ejemplo una vía llamada YAP/TAZ, que podrían ser bloqueadas con medicamentos para evitar que los fibroblastos formen tanto tejido cicatricial. En experimentos en ratones, si se interrumpe esta vía, se forman menos estenosis.
Esa posibilidad de “intervenir” químicamente en la grasa invasora podría reducir la necesidad de cirugías, que a veces son la única opción cuando las estenosis son graves.
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