El pollo es una carne blanca que resulta muy versátil en la cocina, ya que con esta pieza magra se pueden preparar infinidades de recetas.
Para conseguir que realmente sea magra se debe consumir sin la piel, así se garantiza que la ingesta de proteínas con bajo contenido graso sea mínima.
Su valor energético es de 160 calorías por 100 gr., y es alto su contenido nutritivo porque contiene calcio, hierro y vitamina.
Pero, para poder preparar estos platos que quiere necesita saberlo limpiar y cortar en parte. A simple vista puede parecer una técnica fácil la de trocear, pero en realidad tiene su arte, solo debes saber dónde introducir el cuchillo para cortar.
Cómo limpiar un pollo
1 Lavar, retirar el cuello, la piel y el exceso de grasa y secar. Con la pechuga de pollo hacia arriba, hacer una incisión en la parte media de la pieza.
2 Seguir cortando, para separar y obtener las supremas.
3 Colocar el pollo con la pechuga hacia arriba. Separar los muslos, y cortar a través de la piel, entre la unión, dejando a la vista la articulación, repetir con el otro lado.
4 Estirar hacia afuera una de las alas para así ver la articulación, y cortar a través de ella. Repetir con la otra ala. Lavar y secar las piezas.
Trocear el pollo en ocho partes
1 Colocar el ave con las pechugas hacia arriba y cortar una pata. Picar por la articulación del muslo para separar la pata del cuerpo.
2 Sujetar el ala y cortar la pechuga por la mitad, partiendo la espoleta por la mitad. Darle la vuelta y cortar a lo largo del espinazo para partir el cuerpo en dos (2).
3 Con una tijera quite el espinazo. Dejar las articulaciones del espinazo.
4 Cortar las 2 pechugas en diagonal por la mitad, de forma que los dos trozos de la pechuga lleve incorporado un ala.
5 Cortar las patas por la articulación de la rodilla, siguiendo la línea de grasa blanca inferior. Cortar las alas en primera articulación.
Conservarlo por más tiempo
La carne de pollo recién sacrificada puede conservarse cruda hasta dos días en el refrigerador si se mantiene en una olla tapada y a una temperatura de dos a seis grados centígrados.
Debes tener cuidado al almacenarlo crudo, si lo haces de forma incorrecta podrías favorecer el crecimiento de bacterias que pueden afectar tu salud. Si ya está cocida, ésta puede conservarse hasta por cuatro días.
Si prefiere congelar, procure no mantenerlo más de cinco días en el envase de las carnes. El pollo, y en general todas las aves, suelen perder un poco de aroma y sabor cuando se congelan durante mucho tiempo.
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