La base de la mousse son las claras de huevo batidas a punto de nieve, a las que se le pueden añadir una gran variedad de ingredientes, dulces, como salados.
Aunque en ambos casos, la delicadeza y la suavidad son los puntos comunes de esta forma de elaboración.
Debido a su versatilidad, la mousse puede tomarse al principio de las comidas, es el caso de las saladas, y en el postre para las dulces.
Las más habituales son las de chocolate, limón o fresas, pero las saladas van tomando cada vez más fuerza en los menús de los mejores restaurantes y fiestas.
Mousse de chocolate
Ingredientes
250 g de chocolate
Hojas de gelatina
6 claras
Sal
Frambuesas para decorar
Preparación
1. Remojar en agua fría la hoja de gelatina. Dejar unos minutos.
2. En otro recipiente, poner a baño María la hoja de gelatina, bien escurrida, y dejar que se diluya.
3. Cortar en trozos el chocolate y colocarlo en una olla a baño María, hasta que se funda.
4. Batir las claras a punto de nieve, añadir una pizca de sal. Incorporar la mitad al chocolate fundido, y luego agregar la gelatina disuelta. Mezclar los ingredientes.
5. Agregar las claras restantes, mezclar de nuevo, y verter la mousse en el molde de su preferencia. Llevar a la nevera y dejar durante tres horas como mínimo.
6. Antes de servir, sumergir los moldes un instante en agua caliente. Después desmoldar sobre el plato, y servir con frambuesas.
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¿Cómo evitar que la ‘mousse’ se desmorone?
Es muy importante que las claras estén montadas a punto de nieve muy firme. Para ello añada a las claras un pellizquito de sal que las hará subir mejor.
Trucos a tener en cuenta
Las ‘mousses’, a veces, se pueden meter en moldes añadiéndoles gelatina para que les aporte consistencia.
Antes de servir una ‘mousse’, debe meterse en la nevera durante un par de horas para que cuaje bien.
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