Aromas, ya sean dulces, ácidos, buenos o malos, todos nos pueden generar diferentes reacciones en el cuerpo. Estos pueden afectar significativamente nuestras emociones o sentimientos en un momento determinado. Esto debido a que el cuerpo humano es capaz de percibir miles de olores diferentes.
Este sentido está en los bebé, bien desarrollado, desde su nacimiento, y si llegase a faltar el sentido de la vista u oído, nos orientamos con el olfato.
Los olores pueden hacernos revivir momentos olvidados y traernos algunos recuerdos y situaciones de años pasados. Los investigadores le llaman a esto el efecto proustiano, el fenómeno de Proust o, más puntualmente, la magdalena de Proust.
Esto sucede porque los olores se transforman en señales eléctricas, que llegan a diferentes estructuras en las que se procesan y reconocen. Por lo tanto, un olor se recordará y afectará a los sentimientos con más intensidad que otros sentidos.
Efecto de los aromas
Pueden hacernos sentir efectos positivos, y en general, algunos olores en particular suelen actuar parecido en diferentes personas, a pesar de sus gustos.
La aromacología se dedica al estudio de la interrelación entre la psicología y los olores, y de ella podemos concluir:
El olor a jazmín incrementa las ondas betas que se presentan en los estados de concentración o de alta emotividad. El olor a sándalo y pino aumenta nuestras ondas alfa, frecuencia cerebral presente durante el estado de relajación.
Por su parte, el nerolí y valeriana, son aromas que pueden disminuir nuestra presión arterial. Mientras que los olores a naranja y lavanda podrían disminuir la micro vibración de nuestra tensión muscular.
Al contrario, los aromas a manzanilla, almizcle y jazmín tienden a aumentar esa micro vibración muscular, aumentando la tensión muscular.
De igual modo, los aromas de pimienta y jazmín tienen efectos relajantes, ya que están asociados al estrés psicológico, generando una constricción vaso periférica.
Estudios científicos han demostrado que el olor a limón, eucalipto y lirio, pueden aumentar nuestra capacidad de memorizar. La lavanda, la rosa y la naranja aumentan la relajación mental, y el jazmín, la manzana y el almizcle estimulan la mente.
La lavanda puede hacernos reaccionar, o tener un tiempo de respuesta rápido, mientras que el jazmín reduce la capacidad de respuesta ante una decisión.
Los aromas dulces como el de la rosa, pueden parar la desaceleración de nuestro ritmo cardíaco, mientras que el aroma cítrico del limón la desacelera debido a una mayor concentración ante un estímulo de alerta.
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