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Claves para aprender a poner límites a la generosidad

Jueves, 08 de septiembre de 2022 a las 09:36 am
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La generosidad puede hacernos sentir bien. Es dar algo por el bien de otros, pero todo debe ser en su justa medida.

Todo lo que damos con disposición será positivo y sano. El problema radica cuando se hace y nos genera un problema o inconveniente. ¿En que punto se vuelve perjudicial y hay que ponerle freno?

Ese punto llega cuando la generosidad compromete el bienestar, cuando los demás se aprovechan de ello o no asumen sus responsabilidades.

Para que un vínculo funcione y se sostenga en el tiempo, debe ser justo; las personas implicadas deben sentir que dan y reciben lo mismo. No que una de ellas se esfuerza y da de manera continua, mientras que la contraparte solo está en posición de recibir.

Al actuar así, nos aseguramos de autocuidarnos y autorespetarnos, tendiendo una mano de ayuda sin exigir o comprometer nuestro bienestar. A continuación te damos algunos consejos para que aprendas a medir tu generosidad y a decir que no, cuando sea necesario.

Generosidad controlada

Ten en cuenta las siguientes claves para que aprendas a decir no cuando sea necesario.

Ayuda personalizada

Creer que somos los únicos que podemos ayudar es uno de los errores más recurrentes en las personas que no saben medir la generosidad. Hay que pensar que la ayuda puede venir de varias vías y no únicamente de la que tú puedas proveer.

¿Hasta dónde?

Saber cuál es el límite para tu aporte es primordial para equilibrarte. Si está en tu esencia y alcense la ayuda, todo fluirá bien, pero es importante que también dejes un margen de acción para que la persona se active luego de tu ayuda. No es sano que tú resuelvas todo el problema y que cargues con todas sus responsabilidades.

Elección

Saber donde ayudar es tener en cuenta nuestra elección. Hay que saber que no a todo se le puede decir que sí. Hay que aprender a decir que no. Por ello, la generosidad debe ser espontánea y fluida, y nunca una obligación o imposición.

Conformidad

Al ayudar, ser desprendidos o hacer el bien, no siempre quedarán todos conformes. Es normal que la sociedad tenga ideas diferentes a las tuyas y no acepten tu generosidad. Lo importante es aprender a poner límites y saber que no siempre todos quedarán conformes.

Aceptar

Por lo general, las personas que se exceden en ser generosos no saben aceptar y pedir ayuda. Reconocer el tiempo y esfuerzo que se le dedica a los demás será clave para aprender a aceptar lo que se le da. Hay que tener un balance entre lo que se da y lo que se recibe.

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