Emigrar es una decisión que puede surgir por motivos personales, profesionales o económicos, pero siempre nos aleja de nuestra tierra materna o donde crecimos. Al momento de emigrar, nos alejamos del entorno conocido y nuestro idioma base (en ocasiones) para comenzar una nueva etapa en nuestras vidas.
No importa qué tan lejos o cerca emigremos, estaremos en un país nuevo, con costumbre diferentes a las habituales de nuestro país de origen. Y este cambio puede suceder de forma rápida o con tiempo suficiente.
Al tomar esta decisión de manera apresurada, no tenemos tiempo para asimilar todo lo que este cambio conlleva en nuestro cuerpo y mente. Y si es una decisión planeada, con tiempo suficiente para asimilarlo, de igual forma nos generará estrés, solo que de un tipo positivo.
Consecuencias de emigrar
Cuando se toma la decisión de emigrar podemos estar preparados para muchas cosas previas, como preparativos para el viaje. Pero a la hora de llegar a nuestro destino final podemos conseguirnos con situaciones y emociones que nuestro cuerpo no está preparado.
Aquí, podemos sentir mucha ansiedad por lo nuevo, por las situaciones desconocidas, e incluso por la incertidumbre de nuestro porvenir. Y esto puede ocurrir aún con una emigración planificada y estudiada.
Todas estas emociones suelen tornarse negativas para nuestra mente y cuerpo, ya que nos afectarán psicológica y físicamente. Pero debemos aprender estas emociones y no dejar que el miedo y la ansiedad nos controlen.
Más allá de afectar nuestra mente, la ansiedad puede causar daños físicos como dolor cabeza, acelerar nuestro ritmo cardíaco, aumenta nuestra temperatura corporal, entre otros. De igual modo, podemos sentir dificultad para respirar, tener colon irritable, estreñimiento, dolor estomacal, reflujo, insomnio, intolerantes, entre otros.
Estar preparado
Estos síntomas no solo aparecen una vez mudados, también suelen aparecer durante los preparativos del viaje, en los meses previas a emigrar.
Con la desestabilización mental y física que nos genera la ansiedad de emigrar, es probable que el cuerpo nos alerte de diferentes formas físicas. Más allá de las ya mencionadas, una vez que nos estabilizamos en nuestro nuevo destino, solemos relajarnos y es aquí cuando nuestra adrenalina disminuye.
Cuando esto ocurre, nuestro cuerpo se sentirá cansado, triste, sin concentración, e incluso, sentir algunos dolores musculares, que solemos atribuírselos a la mudanza.
Llegado este punto, es cuando debes tomar control de tus sentimientos, y asumir el cambio, para que los niveles de ansiedad y estrés disminuyan. Esto lo lograrás adaptándote lo más rápido posible.
Para adaptarte puedes probar con caminar, montar bicicleta u cualquier otra actividad física de tu agrado. Del mismo modo, puedes realizar actividades como cocinar, jardinería o lo que te haga mantener tu mente ocupada.
Cualquiera de estas sencillas ideas nos remueven del túnel en el que nos encontramos sin salida ante la duda de cómo será nuestro futuro en el país que nos acoge.
Visita nuestra sección Zona3D
Para mantenerte informado sigue nuestro canal
en Telegram https://t.me/Diario2001Online