Aunque aún falta mucho por saber, estudios científicos han demostrado que la música puede provocar diferentes sentimientos en el ser humano como alegría, tristeza o miedo.
Escuchar música nos puede dar un empujón de energía. Ya que partes del cerebro pueden procesar partes de la composición como el tono, la melodía, el ritmo y tempo, separando lo que es música de ruido.
Los ritmos rápidos pueden elevar la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria, y la presión arterial; mientras que la música lenta tiende a tener el efecto contrario.
Música y salud
Si de nuestra salud se trata, escuchar las melodías que nos agradan pueden ser muy beneficiosas para nuestro bienestar. Como mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés, disminuir la ansiedad, mejorar la memoria, calmar el dolor, aportar comodidad o mejora la cognición. De igual forma, ayuda con el trastorno de autismo y calma a los bebés prematuros, entre otros.
Investigaciones como la realizada por Ferguson y Sheldon, se observó que escuchar determinados tipos de música puede mejorar el bienestar psicológico, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades.
En 2013, en Finlandia se realizó un estudio en una muestra de mil estudiantes, los cuales recibieron lecciones de canto. Se observó que estos habían reportado una mayor satisfacción en todos los ámbitos escolares y un sentido de logro.
Tercera edad
Como hemos dicho anteriormente, escuchar música puede ayudarnos a mejorar nuestra memoria. Por lo que es una gran aliada para disminuir, retrasar o incluso eliminar la demencia senil en personas adultas mayores. En 2018, Parejo, Cortón y Giráldez, revelaron que observaron desde una formación musical, el impacto que tiene el desarrollo de actividades musicales en un grupo de estudiantes en una residencia de ancianos de la ciudad de Segovia. Este estudio dio como resultado el efecto positivo para el bienestar de los mayores.
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