La resiliencia se puede convertir en toxica cuando, en pos de la superación, el individuo incurre en comportamientos dañinos.
Siempre se habla de la resiliencia como una cualidad psicológica deseables, siendo la capacidad de una persona para adaptarse y recuperarse frente a situaciones adversas.
Según expertos de la página de psicología online Unobravo, desarrollar la resiliencia implica trabajar en el fortalecimiento de habilidades de afrontamiento de situaciones difíciles.
Entre esas habilidades se encuentra la resolución de problemas, gestión emocional, cultivar una red de apoyo social, mantener una actitud positiva, aprender de experiencias pasadas y buscar el crecimiento personal.
Sin embargo, esta gestión emocional puede volverse perjudicial debido al mal manejo o la supresión de las emociones negativas.
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Características de las personas resilientes
Según los expertos de Unobravo, el nivel de resiliencia de una persona se puede ver su vida diaria con su capacidad de afrontar desafíos.
De acuerdo con ellos, estas son las características de una persona resiliente:
- Actitud positiva, enfocándose en cómo hacer frente a una situación sin entrar en un bucle de pensamientos negativos.
- Flexibilidad mental y capacidad de adaptación.
- Habilidad de resolver problemas.
- Capacidad de regular sus emociones.
- Autoestima solidad e inteligencia emocional.
- Visión realista de la realidad y el futuro, aprendiendo de las adversidades.
En ámbitos como el laboral, también hay otras características como el manejo efectivo del estrés, la gestión de tiempo y organización y establecer límites saludables.
Este tipo de características conforman a una persona con un nivel de resiliencia alto. No obstante, hay personas que pueden sucumbir por un mal manejo de estas situaciones, cayendo en comportamientos tóxicos.
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La otra cara de la moneda: La resiliencia toxica
La resiliencia toxica, desde un punto de vista psicológica, es el uso de mecanismos de afrontamientos poco saludables o destructivos frente al estrés o la adversidad.
Aunque se presente una fachada de superación, en realidad solo se están ignorando o suprimiendo emociones, generando una sobrecarga emocional.
Esto puede conducir a una negación de la realidad ante una situación grave o el abuso de sustancia, en lugar de afrontar el problema.
Y es que jactarse de ser una “persona resiliente”, puede llevar a que muchas personas crean que están obligados a ser autosuficiente y no pedir ayuda.
Aunque puede ser verdad hasta cierto punto, es igual de importante tener una red de apoyo social y emocional.
De lo contrario, se corre el riesgo de terminar aislado y, como consecuencia, dificultar la recuperación frente a situaciones adversas.
Con información de Mujer Hoy.
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2024-07-19
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