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Christian González: "ante todos los roles en un proyecto”

Viernes, 01 de abril de 2022 a las 08:25 am
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Christian González, se encuentra escuchando el chirrido de Cata inunda la escena, no molesta, pero es constante, como para recordar que su amigo humano no está solo. El actor y productor venezolano Christian González hace la salvedad propia de quien tiene un periquito como mascota: “Si escuchas algo, es Cata”. Comienza la entrevista.

En diciembre pasado estrenó “Dirección opuesta”, una película que se puede disfrutar a través de la plataforma de streaming del Trasnocho Cultural. Una producción italo-venezolana que habla sobre migración y salud mental. Christian es uno de sus protagonistas, quien da vida al joven Luis Tevez, que sufre de trastorno disociativo de la personalidad.

“Regresar a las pantallas fue bonito. Sigo trabajando en mi actuación y en los proyectos que pueda participar. Es algo que ya decidí hace rato y que estoy dispuesto a llevarlo con mucho honor, mucho orgullo y, sobre todo, hacer oficio de esto”, comenta.

Hace varios años migró para estudiar producción audiovisual en la Universidad de Palermo, en Buenos Aires. Entre clases, en medio de la cultura y la historia de otro país, aprendió a mantener presente el suyo. Cuando debía repasar lo que sucedía en Argentina en una época en particular, hacía una analogía con lo que había ocurrido en Venezuela.

Cada clase significaba nuevos conocimientos, vivir la carrera que tanto ama desde otra perspectiva, la de la producción y saber la importancia de un equipo bien engranado, que forma parte fundamental del éxito de cualquier proyecto.

“Produciendo aprendí mucho. Es un rol que puedes poner en práctica creando un video de publicidad para redes hasta haciendo un documental. Cada proyecto tiene sus características, pero lo esencial de producir es moverte, es buscar, es hacer lo posible”.

Comenta que conocer sobre producción le permitió entender mucho más la importancia de quienes están detrás de cámara. De saber el rol que cumple cada persona y reconocer cómo se comportan, de qué manera trabajan y la forma de sacarle mayor provecho a lo que haces. 

Recuerda con mucha emoción cuando produjo la historia de Malaquías, un ángel caído que había perdido sus alas. Junto al fotógrafo Jonathan Viloria, recrearon a este personaje y lo retrataron en unas escaleras muy especiales que forman parte del Ateneo de Caracas.

Aunque le gusta la producción audiovisual, destaca que tiene más facilidades para la fotografía. Además, tiene algo muy claro: de alguna manera quiere pertenecer al medio artístico, bien sea delante o detrás de las cámaras. “Conozco bien de dónde vengo y siempre intento echarle agua a esas raíces”, dice. 

En los zapatos de alguien más

A sus 29 años, Christian ha tenido la posibilidad de vivir historias tan distintas a la suya, con las que ha puesto en práctica lo que tantas veces le dijeron sus profesores de actuación: no se juzga al personaje. Pero también, que le han dado la oportunidad de conectarse con otras realidades y aprender de ellas.

“Dylan fue el personaje que interpreté en Chat, una producción online que hablaba sobre las distintas soledades que se pueden experimentar. Su realidad era dura, porque está soledad había llegado con la pandemia y él estuvo obligado a adaptarse, a padecer, a cambiar”, precisa.

Algo similar pasaba en su vida, cuando lo que estaba sucediendo en el mundo lo empujó a lidiar con los pensamientos que invaden cuando estás solo. Momento que le permitió reconocerse, aceptarse y agradecer lo que vivía, sobre todo porque estaba rodeado de personas que creaban un ambiente bonito.

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“Con Dylan pude explorar la actuación a través de una computadora. Porque literalmente estaba solo, pero tenía personas que estaban en sintonía conmigo, con lo que hacía. Fue una experiencia muy bonita e interesante”.

Como parte de la conmemoración del Día Mundial para la Prevención del Abuso Infantil participó en una lectura dramatizada llamada “Cadena perpetua”, un proyecto que trataba sobre una banda de mafiosos, que a través de redes sociales, concretaban negocios sexuales con niños.

“Cadena perpetua fue una sorpresa en todos los sentidos. Cuando leí el guion pensé que no podía hacerlo, porque el tema que trata es muy fuerte, pero eso también fue lo que me gustó. Es una realidad tan fuerte que cuesta digerir en una conversación o en una obra de teatro… pero existe, sucede, y uno debe contarlo”, resalta.

Para Christian, este tipo de producción te invita a revisarte y a agradecer utilizar tu cuerpo, tus conocimientos, para transmitir un mensaje de prevención y denuncia. “Fue muy interesante construir un personaje que hablaba sobre narcotráfico y pornografía infantil. Ahora que veo algo relacionado con el abuso sexual infantil estoy mucho más cerca, estoy mucho más atento”.

Cuando tenía 13 años la mamá de una amiga le dijo que tenía cualidades para estar en la televisión. Lo invitó a hacer un casting para un programa de televisión infantil, y para su sorpresa, quedó seleccionado. “Control remoto” se convirtió en su primera oportunidad profesional, una que le costó dejar de practicar fútbol con constancia y convertirlo en un hobby.

Antes de eso, lo más cerca que había estado de una interpretación eran las exposiciones del colegio. Entre talleres de actuación y castings, llegó a ser parte del elenco juvenil de la telenovela de Venevisión “Arroz con leche”. Luego sucedió un paso importante en su carrera, formar parte de una película venezolana.

Fue el responsable de caracterizar a William en “El rumor de las piedras”, una cinta que recrea la vida de una madre de clase baja, que desea alejar a sus hijos de la violencia característica de un sector popular caraqueño. Una historia que, además, recordaba la Tragedia de Vargas en 1.999.

Más allá de un personaje

Christian ríe con la misma facilidad con la que reflexiona sobre cada pregunta que se le hace. Su amor por la actuación se deja ver en cada una de sus respuestas, está irremediablemente enamorado de una profesión de la que desea vivir, aunque ahora esa no sea una realidad.

Si le preguntas qué es el arte, responde: “Es la vida misma, por allí puedo partir. Ser artista es algo que nunca te vas a terminar de creer. Es una carrera con la que me inspiro observando los detalles, a la gente. A través de la actuación, muchas veces entras en batalla, contigo mismo. Contra tu propia frustración, impotencia, desesperación, arrogancia, ego”.

El arte lo ve como una forma de construir cultura, de abrir caminos, de edificar su vida. Le ha enseñado que por más lejos que estés de tu objetivo en el camino del héroe, siempre hay una fuerza sobrenatural que te motiva a librar la última batalla.

Pero también recuerda que en la actuación nunca debes olvidarte de ti. “Es necesario tener un arnés, una herramienta de seguridad que te permita volver. Tener un cable a tierra. Es importante cuidar de ti mismo, porque es una carrera en la que manejas muchas emociones”, precisa.

Aunque lleva casi tres años viviendo en Santiago de Chile, el país al que emigró después de estudiar en Argentina, desea siempre volver a Venezuela y a todo lo que representa para él. Mientras, sueña con seguir fortaleciendo sus destrezas en la producción y trabajando en la actuación.

Christian tiene un concepto de éxito claro: “Poder comer de lo que amo hacer, actuar. Tener mi pan de cada día partiendo del hecho de que es un dinero que viene de mi  ejecución. Esa sería la mayor adquisición que puedo tener”, finaliza.

Coordenadas: @christian.gonzalezg

Por Wanda López Agostini

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