Hay claves para saber si estás en presencia de una crisis de asma de tu bebé. Las infecciones respiratorias de los pulmones y bronquios son muy comunes en los pequeños, sin embargo, cuando comiences a escuchar un silbido en su pecho o dificultad para respirar, es señal que se aproxima un ataque asmático que puedes controlar.
Claves y origen del asma
– Si la madre fumó durante el embarazo hay un 50% de probabilidad que el bebé sufra de asma.
– Algunos especialistas afirman que la adecuada alimentación (donde se incluyan vegetales y frutas frescas) de la madre y el consumo de vitamina E, podrían reducir el riesgo a que el futuro lactante tenga la enfermedad.
– Regularmente una crisis se presenta cuando las paredes internas de las vías respiratorias se inflaman. En ese caso debes colocarle el inhalador.
– Los niños asmáticos producen mucha mucosidad, es una factor que causa tos e insuficiencia respiratoria.
– Los bebés son más propensos a sufrir complicaciones ya que tienen las vías respiratorias más estrechas.
– Un agente externo como el humo del cigarrillo, la alergia al polen o a los pelos de gatos o perros, también son desencadenantes potenciales de tal condición.
– La mayoría de los especialistas declaran un diagnóstico de asma a partir de los dos años de edad. Ya que si ha presentado diferentes episodios en ese período, se está frente a un asmático, la buena noticia, es que regularmente después de la adolescencia dejan de sufrir la patología.
– El uso desproporcionado de limpiadores y detergentes, pueden causar crisis en los bebés, ya que los olores fuertes penetran en sus vías respiratorias. Adicionalmente cuando se realiza una limpieza extrema se le impide al niño crear anticuerpos contra agentes como los gérmenes.
Recomendaciones:
– Si observas que tu bebé presenta algún síntoma de enfermedad respiratoria, acude al pediatra, dependiendo del problema él te indicará si debes llevarlo a un neumónologo para un mejor tratamiento en caso que sea asma.
– Regularmente el tratamiento va ligado al uso de inhaladores, y debes usarlos como una actividad rutinaria para que el pequeño paciente no tenga miedo ante algo desconocido.
– Si el niño ya tiene más de cuatro años el doctor puede indicarle la práctica de la natación como un tratamiento alterno.
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