Congelar los alimentos frescos o cocido, es una manera práctica de economizar y planificar con tiempo el menú de la semana.
Tener todo bien congelado le permite ir al mercado una vez a la semana o cada quince días. Es la mejor manera de aprovechar los precios de los alimentos, puede incluso hacer una gran compra y mantenerlos en el congelador sin temor a las pérdidas nutricionales.
El término congelar no es otra cosa que un proceso en el cual el agua contenida en los alimentos se hiela lentamente y forma cristales que perforan las células. Este método reduce el crecimiento bacteriano, generando así una conservación adecuada en los alimentos.
Los recipientes que se utilizan deben ser de material impermeable a la humedad, al calor y totalmente herméticos. Esto para garantizar la buena conservación, de lo contrario el alimento puede tomar olores desagradables y hasta dañarse.
Existen dos técnicas fundamentales
Ultracongelación: Sólo se utiliza a nivel industrial.
Congelación: Es esencialmente casera.
Claves para congelar
Frutas
En el caso de las frutas las que mejor se adaptan a este método son las pequeñas; frambuesas, moras, fresas, etc. Lo primero es limpiarlas con un paño húmedo y luego extienda en una bandeja teniendo cuidado que no se toquen entre sí. Congélelas y después métalas en una bolsa de cierre hermético.
Para las más grandes como el melón, patilla, mango, piña y guanábana debe quitar la piel, las semillas en caso que la fruta la tenga y cortar en trozos medianos o pequeños. Igualmente se guardan en bolsas.
Los duraznos y el melocotón conviene colocarlos unos segundos en agua hirviendo y luego congelarlos.
Después de congelados se pueden usar para preparar jugos tipo smoothies, helados y hasta salsas.
Verduras
Pueden congelarse todas, a excepción de las que se consumen crudas. Elimine las partes no comestibles, lávelas con abundante agua fría y páselas por agua hirviendo un par de minutos.
Déjelas enfriar, séquelas con cuidado e introdúzcalas en bolsas plásticas, sacando todo el aire antes de cerrarlas.
Algunas verduras admiten congelación sin haber pasado por agua hirviendo, como los pimentones, tomates y las hierbas aromáticas. Estas últimas se pueden guardar en papel de aluminio.
Pasta y pan
Seguramente ha escuchado de gente que congela estos dos alimentos. Pues sepa que el pan se conserva muy bien refrigerado, ya sea en piezas enteras o rebanadas.
Lo importante es que esté muy fresco y bien empacado. Para descongelarlo será suficiente con meterlo en el horno, durante 2 o 3 minutos.
Con la pasta se sigue el mismo procedimiento. Para descongelarlas, se dejan enfriar por un tiempo en la parte baja de la nevera.
Carne
Conviene dividirla en porciones equivalente al consumo diario. Antes que meter en el congelador elimine la grasa y los huesos. Excepto en las chuletas. Envuelva las porciones en papel transparente y etiquete con la fecha de congelación y la clase de carne (molida, mechar, guisada).
Para descongelar, sólo retire la cantidad necesaria ya que no puede volver a congelarse. No olvide que el almacenamiento de estos alimentos no puede durar más de seis meses.
En el caso de las aves, si son piezas enteras, límpielas perfectamente por dentro y haga lo mismo que con la carne.
Pescado
Debe comprarse fresco, quítele las escamas, vísceras y, según el tipo, congélelo entero o en filetes.
Los moluscos, lávelos y cuézalos para poder extraerlos de sus conchas, luego, guárdelos en recipientes de aluminio cubiertos de agua salada. En cuánto a los crustáceos, páselos por agua hirviendo.
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