La epilepsia o también llamado trastorno convulsivo es una enfermedad crónica que pueden sufrir los niños.
Los patrones convulsivos son diferentes en cada infante, ya que dependerá de las estructuras cerebrales que se ven implicadas.
Esto es uno de los motivos que interfiere en su interpretación como convulsiones y, más allá, en la aceptación por parte de los padres, ya que solo admiten la crisis generalizada como convulsiones.
Sin embargo, hay síntoma que comienzan temprano y que si son detectados a tiempo pueden mejor en gran medida la enfermedad.
Existen estudio que han arrojados resultados favorables que estiman que los niños con epilepsia superan las convulsiones cuando llegan a la adolescencia.
La mayoría pueden suprimir las convulsiones y prevenir los efectos secundarios con un sistema de cuidado organizado.
Epilepsia en los niños
La doctora Beatriz Villalobos, neuropsicóloga clínico del GMSP, mientras más tardía aparezcan las crisis epilépticas, mejor es el pronóstico desde el punto de vista funcional en el área neurocognitiva, de comportamiento y emocional.
Agrega que el trabajo del neuropsicólogo va de la mano del que realiza el neuro pediatra. El primero se encarga del cerebro, mientras que el segundo especialista, de las funciones de este gran órgano.
Se debe realizar un plan de trabajo para estimular al niño, con las deficiencias que pueda estar presentando a raíz de su tipo particular de epilepsia.
Es importancia poder atacar lo más temprano posible las dificultades que puedan estar generando la epilepsia en el niño, pues ello repercute en un mejor desempeño escolar, social, familiar, en términos generales mejorará su calidad de vida.
Cómo identificar la epilepsia
Debe estar al pendiente del lóbulo frontal, del temporal, del occipital. Cada una impacta neurológicamente de forma diferente lo que son las funciones del niño.
De ahí la importancia de la evaluación neuropsicológica completa desde que se detectan las primeras crisis; el compromiso neurocognitivo en cada caso puede ser diferente para cada niño, variando también según la edad de inicio.
Tratamiento de la enfermedad
La especialista señala que, además del abordaje farmacológico propio del neuropediatra dirigido a controlar las crisis, es fundamental trabajar en un plan de rehabilitación neurocognitiva.
Se debe buscar estimular la memoria, atención, concentración, lenguaje, razonamiento, desenvolvimiento social, entre muchas otras funciones cognitivas y emocionales que pudiesen hallarse alteradas a raíz de la epilepsia.
Teniendo en cuenta el efecto de los fármacos sobre la conducta del niño, tanto en el área cognitiva como en la emocional y comportamental; además de las complicaciones adicionales que pueden darse en caso que sufra de alguna otra patología, adicional a la epilepsia.
Las evaluaciones neuropsicológicas periódicas no sólo permitirán realizar acciones dirigidas a estimular las áreas afectadas y llevarlas a un mejor nivel de funcionamiento; sino que además son la forma de medir cómo va evolucionando y respondiendo cognitivamente el niño, a los abordajes tanto farmacológico como terapéutico.
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