Las emociones son reacciones que todos experimentamos a diario desde alegría, tristeza, felicidad, enojo, miedo, incertidumbre, etc. Estos elementos se manifiestan a través de sensaciones, sentimientos y pensamientos respectivamente.
Las sensaciones se representan en los cinco sentidos, los sentimientos por medio de las emociones y los pensamientos a través de las convicciones y creencias.
Sin embargo, el control de las emociones es una habilidad que forma parte de la inteligencia emocional y nos ayuda cuando nos relacionamos con otras personas.
Aunque no es una tarea fácil, se pueden gestionar para ello es necesario comprenderlas, entenderlas y hacerlas conscientes.
¿Cómo se dan estás emociones?
“Estos componentes interactúan entre sí de forma de que cada emoción es capaz de generar un neurotransmisor a nivel cerebral y viceversa; por lo que pueden ser experimentados físicamente y mentalmente” explica el Dr. Juan Carlos Méndez, médico cirujano especialista en medicina antienvejecimiento.
Los principales neurotransmisores que se conocen son la noradrenalina, serotonina, dopamina y endorfina. Sin embargo, cada uno de ello tiene un efecto sobre nuestra conducta emocional.
La noradrenalina
Estimula las funciones mentales de atención, concentración, memoria, juicio, pensamiento, inteligencia y sabiduría, preparando al cerebro para tomar conciencia, facilitar el aprendizaje y mejorar el estado de alerta.
Es la molécula de la “fuerza de voluntad”. El exceso produce insomnio, paranoia o esquizofrenia.
Pero, su deficiencia ocasiona pérdida de memoria, fallas en el aprendizaje, demencia senil o Alzehimer.
La serotonina
Favorece al ánimo para realizar cualquier actividad con entusiasmo, vitalidad y energía; es la molécula de la “motivación”.
El exceso produce inquietud, ansiedad o pánico y su defecto desánimo, desmotivación y depresión.
Tiene una función reguladora sobre la noradrenalina y la dopamina. Es precursor de la melatonina para mantener el sueño.
La dopamina
Coordina todas estas funciones motoras, influye sobre el impulso, vigor y deseo sexual; es la molécula de la “pasión”.
Su exceso produce hiperactividad y su deficiencia decaimiento, inmovilidad y Parkinson.
Las endorfinas
Por su parte es el neurotransmisor del bienestar, modula la respuesta al dolor por estimular los receptores opiáceos y su exceso enciende el fuego de la excitación, el éxtasis y el orgasmo; su deficiencia genera malestar y mal humor.
Manejar adecuadamente las emociones
1 Cambiar los hábitos alimentarios, sobre todo sustituir el consumo de dulces por alimentos que contenga triptófano (cacao, pavo, etc.) de manera de liberar suficiencia serotonina intestinal.
2 Realizar actividades físicas regulares que estimulen la liberación de endorfinas y tener la sensación de bienestar
3 Recrearse y dormir lo suficiente para disminuir los niveles de las hormonas del stress (cortisol, adrenalina, etc.) y liberar las hormonas de la juventud (hormona de crecimiento, DHEA, etc.).
4 Aprender técnicas de Programación Neuro Lingüística, Inteligencia Emocional u otras que te permitan cambiar la manera de pensar y la manera de vivir.
5 Tomar complementos alimentarios.
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